The evolutionary tango of animal genitalia. Can you guess what you're looking at? If you answered "duck vagina," you'd be right. Although the bird's outward appearance may not strike you as especially odd, it uses this strange, intricate, cork-screw shaped contraption to reproduce. We see similarly unbelievable genitalia in insects, mammals, reptiles, fish, spiders, and even snails. Apparently, no organs evolve faster and into more variable shapes than those involved in procreation. Superficially, it makes sense because evolution works via reproduction. When an animal leaves more offspring, its genes will spread. And since genitalia are an animal's tools for reproduction, any improvement there will have immediate effect. And yet, what's the point of having such decorative nether regions? After all, the function of genitalia seems simple. A penis deposits a bit of sperm and a vagina receives it and delivers it to the egg. A pipette-like thingy on the male and a funnel-like gizmo on the female should do just fine for any animal. And yet, that's not what we see. The penis of a chicken flea, for example, looks nothing like a pipette, more like an exploded grandfather clock. And the vagina of a featherwing beetle resembles something you'd find in a Dr. Seuss book. Throughout the animal kingdom, genitalia are very complex things, much more complicated than seems necessary for what they're meant to do. That's because genitalia do more than just deposit and receive sperm. Many male animals also use the penis as courtship device, like crane flies. In some South American species, males have a tiny washboard and scraper on their penis, which produces a song that reverberates throughout the female's body when they mate. It's thought that if female crane flies enjoy this unusual serenade, they'll allow the male to father their offspring. This way, the genes of the most musical penises spread, leading to rapid evolution of insects' phalluses. Similarly, some beetles have two little drumsticks on either side of the penis. During mating, they'll rub, slap, or tap the female with these. And some hoofed mammals, like rams and bulls, use a whip-like extension on the penis's left side to create a sensation during mating. But how can females really choose between males if she can only assess them after mating? This is where the power of female adaptation comes into play. In fact, insemination is different to conception, and the female genitalia exploit this distinction. For instance, in some dung flies, the vagina contains pockets for separating sperm from different males depending on how appealing they were. Males using their penises for courtship and females controlling their own sperm management are two reasons why genitalia evolve into such complex shapes. But there are others because genitalia are also where a sexual conflict is played out. A female's interests are best served if she fertilizes her eggs with the sperm of the best fathers and creates genetic variability amongst her offspring. For a male, on the other hand, this is bad news. For him, it would be best if a female used his sperm to fertilize all of her eggs. So we see cycles of adaptation in an evolutionary arms race to retain control. Black widow spiders have a disposable penis tip that breaks off inside the vagina blocking the attempts of his rivals, and bed bug males bypass a female's genitalia altogether using a syringe-like penis to inject sperm cells directly into her belly. Not to be outdone, females have evolved their own countermeasures. In some bed bug species, the females have evolved an entirely new set of genitalia on their right hand flanks where the males usually pierce them. That allows them to maintain the power to filter out unwanted sperm with their genitalia. And duck vaginas are shaped like a clockwise spiral so that when the male inflates his long, counterclockwise coiled penis into her, and she disapproves, all she needs to do is flex her vaginal muscles and the penis just flubs out. So, genitalia differs so much, not just to fascinate us, but because in every species, they're the result of a furious evolutionary tango of sex that has been going on for millions of years and will continue for millions of years to come.
El tango evolutivo de los genitales de los animales. ¿Puedes adivinar qué ves? Si respondieras "una vagina de pato", estarías en lo cierto. Aunque el aspecto exterior del pájaro no parece especialmente extraño, tiene este extraño, intrincado, corcho en forma de torniquete para reproducirse. Vemos a su vez increíbles genitales en insectos, en mamíferos, en reptiles, en peces, en arañas, e incluso en caracoles. Al parecer, ningún órgano evoluciona tan rápidamente y de forma tan diferente como los involucrados en la procreación. Eso tiene sentido pues la evolución funciona por la reproducción. Cuando un animal tiene crías, sus genes se diseminan. Y como los genitales son las herramientas de un animal para la reproducción, cualquier mejora tendrá efecto inmediato. Y sin embargo, ¿por qué tienen estas regiones decorativas inferiores? Después de todo, la función de los genitales parece simple. Un pene deposita un poco de esperma, una vagina lo recibe y lo entrega al óvulo. Algo como una pipeta en el macho y un embudo como un gizmo en la hembra debe hacer mucho bien a cualquier animal. Y sin embargo, eso no es lo que vemos. El pene de una pulga de pollo, por ej., no se parece en nada a una pipeta, sino a un reloj roto de abuelo. Y la vagina de un escarabajo de plumas se parece a algo que encontrarías en un libro de Dr. Seuss. En todo el reino animal, los genitales son algo muy complejo, mucho más complicado de lo necesario para lo que están destinados a hacer. Pero es así porque los genitales hacen más que depositar y recibir esperma. Muchos animales machos también usan el pene como dispositivo de cortejo, como las moscas grúa. En algunas especies sudamericanas, los machos tienen un lavadero y un rascador minúsculos en el pene, que produce una canción que reverbera en el cuerpo de la hembra al aparearse. Se cree que si las moscas grúa femeninas disfrutan de esta serenata inusual, permitirán al varón ser el padre de su descendencia. De esta manera, los genes de los penes más musicales se propagan, llevando a la rápida evolución de los falos de los insectos. Así mismo, algunos escarabajos tienen varitas a cada lado del pene. Durante el apareamiento, frotarán o golpearán a la hembra con éstas. Y algunos mamíferos con pezuña, como carneros y toros, usan una extensión tipo látigo en el lado izquierdo del pene para crear una sensación durante el apareamiento. Pero, ¿cómo pueden las hembras elegir entre los machos si solo pueden evaluarlos tras el apareamiento? Aquí es donde entra en juego el poder de la adaptación femenina. De hecho, la inseminación es diferente a la concepción, Y los genitales femeninos explotan esta distinción. Por ej., en algunas moscas de estiércol, la vagina contiene bolsas para separar los espermatozoides de diferentes machos dependiendo de lo atractivo que sean. Los machos usan sus penes para el cortejo y las hembras controlan su propio manejo de esperma. Son dos razones para que los genitales evolucionen en formas tan complejas. Pero hay otras, pues los genitales son también donde se desarrolla un conflicto sexual. Se satisface mejor los intereses de una hembra si ella fertiliza sus óvulos con el esperma de los mejores padres generando variabilidad genética entre sus hijos. Para un macho, por otro lado, esto es una mala noticia. Para él, sería mejor, si una hembra usara su esperma para fertilizar todos sus huevos. Así vemos ciclos de adaptación en una carrera armamentista evolutiva para retener el control. La araña viuda negra tiene una punta desechable del pene que se rompe dentro de la vagina bloqueando los intentos de sus rivales, Y los machos del insecto de cama evitan los genitales de una hembra usando un pene tipo jeringa para inyectar células de esperma directamente en su vientre. Para no quedarse atrás, las hembras han desarrollado sus propias contramedidas. Algunas especies de chinches, las hembras han desarrollado un conjunto nuevo de genitales en sus flancos de la mano derecha donde los machos normalmente los perforan. Eso les permite mantener el poder de filtrar los espermatozoides no deseados con sus genitales. Y la vagina de pato tiene forma de espiral en el sentido de las agujas del reloj. Así, cuando el macho infla su pene, en sentido contrario a las agujas en ella, y ella lo desaprueba, todo lo que necesita hacer es flexionar sus músculos vaginales expulsando así el pene. Por lo tanto, los genitales difieren mucho, no solo para fascinarnos, sino porque en cada especie, son el resultado de un furioso tango evolutivo del sexo que ha estado sucediendo durante millones de años y continuará durante millones de años más.