Baritone thunder. Snarling winds. Consuming downpours. Okeechobee, the disastrous hurricane of 1928, tore through the North Atlantic basin, laying waste to entire communities. In Eatonville, Florida, the storm forced many to flee. But for Janie Crawford, it inspired an unexpected homecoming.
Trueno barítono. Vientos gruñones. Aguaceros arrolladores. Okeechobee, el huracán desastroso de 1928, arrasó la cuenca del Atlántico Norte, devastando comunidades enteras. En Eatonville, Florida, la tormenta obligó a muchos a huir. Para Janie Crawford, inspiró un regreso a casa inesperado.
Janie’s return begins “Their Eyes Were Watching God,” Zora Neale Hurston’s acclaimed novel about a Black woman’s quest for love and agency in a time that sought to deprive her of both. When Janie arrives back in Eatonville, her arrival is shrouded in mystery. Her neighbors and friends are quick to gossip about her reappearance, her finances, and most importantly, the whereabouts of her missing husband. But only Janie’s friend Pheoby gets to hear the whole story. Over the course of a conversation that spans most of the novel, Hurston untangles Janie’s life story; from her complicated childhood and her life in Eatonville, to her scandalous departure and the shocking events that followed.
El retorno de Janie comenzó “Sus ojos miraban a Dios”. la aclamada novela de Zora Neale Hurston sobre la travesía de una mujer negra por amor y agenciamiento en una época que buscaba privarla de ambas cosas. Cuando Janie retorna a Eatonville, su llegada se cubre de misterio. Sus vecinos y amigos se apresuran a rumorar acerca de su regreso, sus finanzas, y lo más importante, el paradero de su esposo desaparecido. Pero solo Pheoby, la amiga de Janie, consigue escuchar la historia completa. A lo largo de una conversación que abarca gran parte de la novela, Hurston desata la historia de la vida de Janie; desde su niñez complicada y su vida en Eatonville, hasta su escandalosa partida y el evento impactante que le sigue.
The specifics of Janie’s story are often larger than life, but many of the book’s details reflect the incredible experiences of its author. Zora Neale Hurston was raised in Eatonville, one of the first planned and incorporated all-Black communities in America. Like Janie, she also left Eatonville abruptly, traveling first to Jacksonville and DC, before eventually moving further north. In New York City, Hurston studied anthropology and became a renowned author in the Harlem Renaissance, a cultural, literary and artistic movement that’s still considered a golden era of Black artistry and creativity. Here, her work garnered enough support to fund research trips through the South, where she collected stories and folktales from Black Americans. By 1937, her fieldwork had taken her all the way to Haiti, where she wrote most of “Their Eyes Were Watching God.”
Los acontecimientos en la vida de Janie a menudo son extraordinarios, pero muchos de los detalles del libro reflejan las experiencias increíbles de su autora. Zora Neale Hurston creció en Eatonville una de los primeros poblados negros planificados e incorporados en EE. UU. Similar a Janie, ella salió de Eatonville abruptamente, viajando primero a Jacksonville y D.C., antes de mudarse más al norte. En la ciudad de Nueva York, Hurston estudió antropología y se convierte en una autora reconocida en el Renacimiento de Harlem, un movimiento cultural, literario y artístico que aún se considera como una época dorada de arte y creatividad negra. Su trabajo obtuvo suficiente apoyo para financiar viajes de investigación al Sur, donde coleccionó historias y relatos populares de los afroamericanos. Para 1937, su trabajo de campo la condujo hasta Haití, donde escribió la mayor parte de “Sus ojos miraban a Dios”.
Hurston drew on all these experiences for the novel, incorporating folkloric elements alongside her own family and romantic history to bring readers into the intimate spaces of Black southern life. She uses regional phrases and sayings to capture the dialect of her Floridian characters. And the novel’s omniscient third-person narration allows Hurston to unleash her poetic prose on everything from birdsong, architecture, and fashion, to her characters’ deepest feelings and motivations.
Hurston se basó en todas estas experiencias para su novela, incorporando elementos folclóricos junto a su historia familiar y romántica para traer a los lectores dentro de los espacios íntimos de los negros sureños. Ella utiliza frases regionales y refranes para capturar el dialecto de sus personajes floridanos. La narración en tercera persona omnisciente de la novela le permitió a Hurston desatar su prosa poética en todo desde el canto de un pájaro, la arquitectura y la moda hasta los sentimientos más profundos y las motivaciones de sus personajes.
Perhaps more than any specific details, Hurston’s experiences of being a Black woman in America at this time are more evident in the novel’s themes. Over the course of one long evening, Janie and Pheoby discuss the nature of family, marriage, spirituality and more. But their conversation always comes back to Janie’s truest desire: to live honestly and be truly loved in return. As a teenager, Janie resents an arranged marriage, despite the safety it offers her and the wishes of her loving grandmother. When her family becomes well-respected in Eatonville, she struggles with the judgmental eyes of strangers and a husband who wants her to be something she’s not. Throughout her life, Janie frequently feels she’s at the whim of natural and spiritual forces that can shift the course of her existence without warning. And when she finally does find true love, these unknowable powers continue to act on her, threatening to destroy the life she's so painstakingly built.
Quizás más que detalles específicos, la experiencia de Hurston ser una mujer negra en EE. UU. durante esa época son más evidentes en los temas de la novela. En el transcurso de una larga noche, Janie y Pheoby discuten la naturaleza de la familia, el matrimonio, la espiritualidad y más. Pero su conversación siempre retorna al verdadero deseo de Janie: vivir honradamente y ser correspondida en el amor. En su adolescencia, Janie resintió un matrimonio arreglado, a pesar de la seguridad que le ofrecía y los deseos de su abuela amorosa. Cuando su familia obtuvo respeto en Eatonville, ella luchaba contra el ojo crítico de desconocidos y un marido que quería que fuese distinta. A lo largo de su vida, Janie se sentía frecuentemente a la merced de fuerzas naturales y espirituales que podían mudar el rumbo de su existencia sin advertirle. Cuando por fin encuentra el amor verdadero, estos poderes desconocidos continúan actuando en ella, amenazando con destruir la vida que construyó con esmero.
The story takes place during a time where women had little to no agency, and Janie’s life is full of complicated characters who demand different kinds of love and submission. But despite the loneliness of her situation, Janie navigates these trials with defiance and curiosity. Her questions and commentary push back in subtle, clever ways. And as the reader follows Janie’s journey from childhood to middle age, her confidence becomes infectious. Just like Hurston, Janie defies the restrictive expectations for a woman in her time.
La historia ocurre en una época donde las mujeres tenían poco o ningún poder, y la vida de Janie está llena de personajes complejos quienes le exigen diferentes tipos de amor y sumisión. Pese a la soledad de su situación, Janie navega estas pruebas con rebeldía y curiosidad. Sus preguntas y comentarios discrepan de manera sutil y astuta. A medida que el lector sigue la vida de Janie desde su niñez hasta su mediana edad, su seguridad se vuelve contagiosa. Tal como Hurston, Janie desafía las expectativas restrictivas para una mujer en su época.
Early in the novel, Hurston writes that “there are years that ask questions and years that answer,” suggesting that life can only truly be understood by living it. But through her empathetic storytelling, Hurston invites us into Janie’s life, her life, and the lives of so many other women.
Temprano en la novela, Hurston escribe: “existen años que hacen preguntas y años que responden”, sugiriendo que la vida solo puede ser entendida verdaderamente al vivirla. A través de su narración empática, Hurston nos invita a adentrarnos en la vida de Janie, su vida, y la vida de muchas otras mujeres.