As a doctor in the field of pain management, I work in a world where you bring us your pain and we treat it. We ask questions, we take the symptoms you present, we decide what tests to run. We listen with compassion and wisdom and choose the best course of action based on our knowledge and experience combined with science. And sometimes in a very small window of time. As physicians, we took a sacred oath to do no harm. And the system has gone to great lengths to teach us and set up guidelines to make sure that we treat every patient equally and without judgment. As we stand there in your moment of pain, we run your situation through every filter we have to give you the best care. And for most of us, this is more than just a job. It's a calling.
Como doctora en el campo de tratamiento del dolor, yo trabajo en un mundo donde nos llevas tu dolor y nosotros lo tratamos. Hacemos preguntas, vemos las síntomas que presentas, decidimos cuáles análisis hacer. Escuchamos con compasión y sabiduría y elegimos el mejor procedimiento basado en nuestro conocimiento y experiencia junto con la ciencia. Y a veces dentro de un pequeño periodo de tiempo. Como médicos, prestamos el juramento sagrado de no causar daño. Y el sistema ha realizado grandes esfuerzos a enseñarnos y establecer directrices para asegurar que tratemos a cada paciente igualmente y sin juicio. Al estar ahí en tu momento de dolor, pasamos tu situación por cada filtro que tenemos para darte el mejor cuidado. Y para la mayoría de nosotros, esto es mucho más que un trabajo. Es una vocación.
But as we stand there in your moment, looking at your story from all the different angles and all the different rational voices in our head run through the decision making process, there's another voice in the mix. And this voice, well, it isn't rational or informed. Yet, it often dictates our decisions. And we don't give it a second thought because you see, this voice existed long before we began studying medicine. And so we accept it as truth. And this voice sometimes calls the shots. It's what I refer to as the undiagnosed bias. And it's causing suffering and death for many with chronic pain.
Pero al estar ahí en tu momento, observando tu historia de todos los diferentes ángulos y todas las diferentes voces racionales en nuestra mente pasan por el proceso de decisión, hay otra voz ahí. Y esta voz, bueno, no es racional ni informada. Y aun así, dicta a menudo nuestras decisiones. Y no la cuestionamos porque ya ves, esta voz existía mucho antes que comenzamos a estudiar medicina. Así que la aceptamos como la verdad. Y esta voz a veces está a cargo. Es lo que yo llamo el sesgo sin diagnóstico. Y está causando sufrimiento y muerte para muchos con dolor crónico.
I have spent the last 15 years studying pain. Its cause, its treatment and its management. But it wasn't until I found myself sitting on the other side of the exam room that I noticed the crack in the foundation of pain management. When I discovered that hidden voice that exists in all of us. That hidden voice, which I termed the undiagnosed bias, is more commonly known as implicit bias, which is a bias that exists based on our unconscious beliefs and associations. Implicit bias in health care was brought to light in 2003, when the Institute of Medicine published a report titled "Unequal Treatment." They found that regardless of insurance and income status, racial and ethnic minorities received worse care. And when it comes to pain, research shows that bias extends beyond minorities to also include women and even children.
He pasado los últimos 15 años estudiando el dolor. Su causa, su tratamiento y su manejo. Pero solo fue cuando me encontré al otro lado de la sala de reconocimiento cuando noté una grieta en la base del tratamiento del dolor. Cuando descubrí esa voz oculta que existe en todos nosotros. Aquella voz oculta, la cual nombré el sesgo sin diagnóstico, es más conocido como el sesgo implícito, un sesgo que existe a base de nuestras creencias y asociaciones inconscientes. El sesgo implícito en la atención médica fue reconocido en el 2003, cuando el Instituto de Medicina publicó un informe llamado “Tratamiento desigual”. Encontraron que independiente de seguro o nivel de ingresos, minorías raciales y étnicas recibían cuidado peor. Y con respecto al dolor, los estudios muestran que el sesgo alcanza más allá de las minorías para incluir también a las mujeres e incluso a los niños.
Dr. Susan Moore was a Black female physician whose story was heard around the world in 2020. The story of a doctor who struggled to receive the care she knew she needed. Her pain was due to a health issue that she fully understood and described in medical lingo to her doctors. Yet her pain was dismissed. When she posted her experience to a group of thousands of fellow physicians, there was an uproar of support. I mean, no one could accept that a doctor would treat a patient, let alone a fellow colleague like this, simply based on how they look.
La Dra. Susan Moore fue una médica mujer negra cuya historia fue conocida por todo el mundo en 2020. La historia de una médica que luchó por el cuidado que sabía que necesitaba. Su dolor fue debido a una cuestión de salud que ella plenamente entendía y describió con jerga médica a sus doctores. Pero su dolor fue ignorado. Cuando publicó su experiencia en un grupo de miles de colegas médicos, hubo una conmoción de apoyo. Digo, nadie podía aceptar que un doctor trataría a un paciente, mucho menos a un colega así, solo por cómo se ven.
But that's the problem with implicit bias. Most of the time you are unaware you even have it. I remember the year I went from doctor to patient. It started off as a small pain in my foot that just wouldn't go away. Well, it grew worse, to the point that it overshadowed my life. It was this constant companion affecting my work and my family life. I finally went to go see a foot surgeon and was told, "Source not clear. Probably tendons were inflamed," he said. And he prescribed a boot and some physical therapy. But the pain worsened, and it spread to my hip and my back. I sought out more medical specialists, even holistic practitioners, all with different theories, but no clear diagnosis or source of pain. I began to feel like I was going to have to live with this forever. And as the pain kept progressing with no clear diagnosis, I even thought to myself, "Wait. Am I making this up? Is my pain even real?"
Pero eso es el problema con el sesgo implícito. La mayoría del tiempo, ni estás consciente de que lo tienes. Recuerdo el año que pasé de doctor a paciente. Empezó como un dolor leve en el pie que simplemente no pararía. Pues, se puso peor, tanto que llegó a dominar mi vida. Era un compañero constante que afectaba mi trabajo y mi vida personal. Por fin fui a ver a un cirujano de pie y me dijo, “No está clara la causa. Probablemente inflamación en los tendones”. Y recetó una bota y un poco de fisioterapia. Pero el dolor empeoró y se extendió a la cadera y espalda. Busqué a más especialistas, hasta médicos holísticos, todos con teorías diferentes, pero sin un diagnóstico claro o causa del dolor. Comencé a sentir que tendría que vivir con esto para siempre. Y en cuanto el dolor seguía avanzando sin un diagnóstico claro, hasta pensé para mí misma, “Espera. ¿Estoy inventado todo esto? ¿Es de verdad mi dolor?
In an online survey of 2,400 American women with a variety of chronic pain conditions, 91 percent felt that the health care system discriminated against them. And nearly half were told that the pain was all in their heads.
En una encuesta en línea de 2400 mujeres estadounidenses con una variedad de afecciones de dolor crónico, el 91 % sintieron que el sistema de atención médica discriminaba contra ellas. Y casi la mitad habían escuchado que su dolor era solo imaginario.
So let's go ahead and dispel that pain myth right away. If you're worried that your pain is in your head, you're right. Because pain is in everyone's heads. You see, pain can't take place without our brains. When you step on a nail, for example, you stimulate nociceptors, or specialized nerve cells, that send a message through your spinal cord to your brain. Well, your brain then decides what it's going to do with that signal. If it senses something dangerous, it will process that experience as painful to prevent you from further injury. And the decision by the brain to process it as painful is based on environmental and social cues as well as by culture and one's past experiences.
Entonces vamos acabar ahora con ese mito del dolor. Si estás preocupado que tu dolor está en tu mente, tienes razón. Porque el dolor está en la mente de todos. Vale, el dolor no puede ocurrir sin el cerebro. Cuando pisas en un clavo, por ejemplo, estimulas los nociceptores, o células nerviosas especializadas que mandan un señal por la médula espinal al cerebro. Vale, el cerebro luego decide qué va hacer con ese señal. Si siente algo peligroso, interpretará esa experiencia como dolorosa para prevenir una lesión mayor. Y la decisión del cerebro de interpretarla como dolorosa se basa en indicaciones ambientales y sociales además de cultura y experiencias previas.
Now, contrary to popular belief, not all pain is related to tissue damage. Pain is actually defined as an unpleasant sensory and emotional experience that can be associated with actual or potential tissue damage. You can have real pain with no physical injury or source. Pain is the one thing that can't be measured by a monitor or lab test. It's hard to quantify or qualify. It's measured on a scale of zero to 10 that is based on one's own perception of what they're experiencing. Pain, then, is subjective. And as doctors, our process of treating pain begins with identifying its source. Which presents a problem when there is no source. For when there's no source, it becomes open to interpretation. And interpretation becomes open to that undiagnosed bias.
Ahora, contrario a la creencia popular, no todo dolor tiene que ver con daño al tejido. En verdad el dolor se define como una experiencia desagradable de forma sensorial y emocional que puede estar vinculado con verdadero o posible daño al tejido. Se puede tener verdadero dolor sin daño o causa física. El dolor es lo único que no se puede medir por monitor o análisis. Es difícil de cuantificar o calificar. Se mide en una escala de cero a diez que se basa en la propia percepción de lo que uno está viviendo. El dolor entonces es subjetivo. Y como médicos, nuestro proceso de tratar dolor empieza con identificar su causa. Lo cual presenta un problema cuando no hay causa. Porque cuando no hay causa, se presta a una interpretación abierta. Y la interpretación se vuelve vulnerable a ese sesgo sin diagnóstico.
Did you know that the different sexes experience pain differently? Now, for the sake of this talk, when I say female versus male, I'm referencing sex assigned at birth. And when I say woman versus man or non-binary, then gender identity is at the core of the point. Females have more nerve fibers than men, and there's a hormonal influence to a variety of chronic pain conditions. At puberty, rates of chronic pain rise faster in girls than boys. And as females approach menopause, sex differences in chronic pain begin to disappear. Females experience more recurrent pain, longer-lasting pain and higher overall levels of chronic pain than men. Yet the majority of studies on the treatment of chronic pain have only been conducted in men. Did you know that women are more likely than men to be given anti-anxiety medications instead of painkillers when they present to the emergency department complaining of severe abdominal pain? Even for extremely urgent conditions such as chest pain from a heart attack, women experience delays in life saving-interventions that can prevent death. Research shows that clinicians more often suggest psychosocial causes such as stress or family problems to women patients in pain when they would more often order lab tests for a male patient with the exact same symptoms. For Black women such as Dr. Moore, they suffer two blows. The insulting notion that they are overdramatic due to their gender, along with the erroneous view that because their skin is Black, they are impervious to pain. A 2016 study of a group of medical students found that nearly half believed Black people have thicker skin than white people, less sensitive nerve endings, or that their blood clots more quickly. The origin of these outrageous claims dates back to slavery and the 19th century experiments by Dr. Thomas Hamilton, who tortured Black slaves to prove that Black skin was deeper than white skin. And Dr. James Sims, a gynecologist, conducted experimental surgeries on enslaved Black women without anesthesia, contributing further to false beliefs that Black women experience less pain.
¿Sabías que los diferentes sexos sienten el dolor de forma distinta? Ahora, para esta charla, cuando digo femenino versus masculino, me refiero al sexo asignado al nacer. Y cuando digo mujer versus hombre o no binario, entonces el asunto se trata de la identidad de género. El sexo femenino tiene más fibras nerviosas, y hay una influencia hormonal en la variedad de aflicciones de dolor crónico. En la pubertad, las tasas de dolor crónico suben más rápidamente para niñas. Y al llegar a la menopausia, las diferencias entre los sexos del dolor crónico empiezan a desaparecer. El sexo femenino tiene dolor más recurrente, de mayor duración, y niveles más altos en general de dolor crónico que el masculino. Y aun así, la mayoría de los estudios sobre el tratamiento del dolor crónico se han realizado solo en hombres. ¿Sabías que las mujeres son más probables a recibir medicamentos contra la ansiedad en lugar de analgésicos cuando van a la sala de emergencias quejándose de dolor abdominal severo? Aún para condiciones extremadamente urgentes como dolor del pecho de un infarto, las mujeres sufren retrasos de intervenciones de salvamento para prevenir la muerte. La investigación muestra que los clínicos sugieren causas psicosociales como el estrés o problemas familiares más a menudo a las mujeres con dolor mientras ordenan análisis de laboratorio con más frecuencia para pacientes masculinos con las síntomas idénticas. Para las mujeres negras como la Dra. Moore, sufren dos tiros. La idea insultante que son demasiada dramáticas por su género, junto con la vista equivocada que por tener la piel negra, son insensibles al dolor. Un estudio del 2016 con alumnos de medicina reveló que casi la mitad creyeron que la gente negra tiene la piel más gruesa que la gente blanca, terminaciones nerviosas poco sensibles, o que su sangre coagula con más rapidez. La origen de estas ideas ultrajantes se remontan a la esclavitud y los experimentos del siglo XVIII por el Dr. Thomas Hamilton, quien torturaba a esclavos negros para probar que la piel negra era más gruesa que la blanca. Y el Dr. James Sims, un ginecólogo, realizó cirugías experimentales en mujeres negras esclavas sin anestesia, lo cual contribuyó aún más a las creencias falsas que las mujeres negras sienten menos dolor.
There were times that I found it ironic that as an anesthesiologist, whose livelihood is centered around managing pain, that I would suffer from chronic pain myself. And so, like Dr. Moore, I became my own advocate and dove deep into the root causes of my own pain. After five years, thousands of dollars and many hours spent in pain, I finally found the cause by diving into integrative and functional medicine. Now my pain was due to physical imbalances triggered by childbirth, years of stress and sleep deprivation, and a dietary sensitivity that had been triggering inflammation. Over time, I healed myself. And finally, the pain began to ease. But while my own pain did fade, my passion for other people with chronic pain grew stronger.
Hubo veces que lo encontré irónico que como anestesióloga, cuya subsistencia está centrada en el tratamiento del dolor, que yo misma sufriría dolor crónico. Entonces, como la Dra. Moore, volví mi propia defensora y me profundicé en las causas raíces de mi dolor. Después de cinco años, miles de dólares y muchas horas gastadas en dolor, finalmente encontré la causa por sumergir en la medicina integral y funcional. Ahora, mi dolor fue por desequilibrios físicos debido al parto, años de estrés y privación del sueño, y una sensibilidad alimenticio que había estado provocando inflamación. A través del tiempo, me curé. Y por fin empezó a aliviar el dolor. Pero en cuanto mi propio dolor disminuyó, mi pasión por otras personas con dolor crónico creció.
Now doctors aren't the enemy. If you ask physicians why they went into medicine, you would hear "to help people." So much so, that during disasters and global pandemics, health care workers kiss their own families goodbye to go take care of yours. They work tirelessly during codes to resuscitate your loved ones and shed tears when they lose them. But with exhaustion, time pressures and overcrowded emergency rooms comes the ability for that hidden voice to take over our rational one.
Ahora el médico no es el enemigo. Si le preguntaras por qué entró a medicina, escucharías “para ayudar a las personas”. Tanto es así que durante los desastres y pandemias globales, los trabajadores de servicios sanitarios se despiden de sus familias para ir a cuidar a las suyas. Trabajan sin cesar durante un paro cardíaco para resucitar a su ser querido y derraman lágrimas cuando no consiguen. Pero con la fatiga, presión del tiempo y aglomeración en las salas de emergencia trae la posibilidad de que esa voz oculta domine nuestra racional.
Now the health care system has been teaching bias training, and studies show little to no explicit bias in health care, which is great, but we continue to see implicit bias in a percentage of health care practitioners. Because it operates in an unintentional and unconscious manner, implicit bias begins outside the walls of the hospital and is brought in unknowingly. And it's not just doctors. Bias exists in all of us. We can all do better. How? Well, the first step is awareness. We need to begin by identifying our stereotypes. And then rewrite the stories of the people we meet. When a woman sits down next to us, ask ourselves: What would we say if this were a man? Would our answer change? And for those whose pain has been dismissed, fight to be heard. Finding the right doctor can feel a little bit like dating. You may need to swipe through a few to find the right one for you.
Ahora el sistema de salud ha impartido capacitación sobre los sesgos y los estudios muestran poco o cero sesgo explícito en cuidado médico, que está bien pero se sigue viendo el sesgo implícito en un porcentaje de médicos. Por operar de una manera involuntaria e inconsciente, el sesgo implícito comienza fuera de los muros del hospital y se introduce adentro sin querer. Y no solo son los doctores. Los sesgos existen en todos nosotros. Todos podemos hacer mejor. ¿Cómo? Primero viene la concienciación. Se necesita empezar por identificando nuestros estereotipos. Y luego reescribir las historias de la gente que conocemos. Si una mujer se sienta a nuestro lado, hay que preguntar: ¿Qué diríamos si fuera hombre? ¿Cambiaría nuestra respuesta? Y para aquellos cuyo dolor ha sido ignorado, luchen por ser oído. Encontrar al mejor médico puede sentir un poco como el amor. Quizás necesites unas cuantas citas para encontrar el mejor para ti.
(Laughter)
(Risas)
But don't give up. And don't delay seeking treatment. The sooner you are properly diagnosed, the greater chance you have of breaking your pain cycle.
Pero no te rindas. Y no demores en buscar tratamiento. Lo más pronto que seas diagnosticado adecuadamente, lo más probable podrás romper el ciclo del dolor.
As physicians, we took an oath at our white coat ceremonies to first do no harm. And most of us live by that sacred oath. But part of that vow needs to include staying in check with that inner voice to make sure that we aren't writing a story that our patients haven't told us yet. Because it is our duty as physicians to replace the undiagnosed bias with empathy.
Como médicos, prestamos juramento al completar la carrera a primero no causar daño. Y la mayoría vivimos por ese juramento sagrado. Pero parte de ese juramento debe de incluir el monitoreo de esa voz interna para asegurar que no estemos escribiendo una historia que el paciente aún no nos haya contado. Porque es nuestra obligación como médicos reemplazar el sesgo sin diagnóstico con empatía.
And to all of you out there who are suffering with chronic pain, we hear you. And we're ready to listen.
Y para todos Uds. que están sufriendo dolor crónico, estamos oyéndolos. Y estamos listos para escuchar.
Thank you.
Gracias.
(Applause)
(Aplausos)