“We are men. We are not beasts and we do not intend to be beaten or driven as such... What has happened here is but the sound before the fury of those who are oppressed.” These words were spoken during the 1971 Attica Prison Rebellion by one of its leaders, Elliott Barkley.
“Somos hombres. No somos bestias y no queremos que nos golpeen o nos traten así. Lo que pasó aquí no es más que el sonido de la furia de aquellos bajo opresión”. Esas fueron las palabras dichas en 1971, en la Rebelión de la Prisión de Attica, por uno de sus líderes, Elliot Barkley.
At the time, Attica prison was severely overcrowded. Its majority Black and Latino population faced constant physical and verbal abuse. All prison guards were white. Some were members of white supremacist hate groups. Guards threw away letters that weren’t written in English and prohibited Muslim religious services. They punished white prisoners for fraternizing with non-white men. Prisoners were allowed one shower a week and one roll of toilet paper a month.
En esa época, la prisión de Attica estaba demasiado llena. La mayoría eran latinos y negros enfrentándose a abusos físicos y verbales. Todos los guardias eran blancos. Algunos eran miembros de grupos de odio de supremacía blanca. Los guardias tiraban las cartas que no estaban en inglés y prohibían servicios de religión musulmana. Amonestaban a prisioneros blancos por fraternizar con los que no lo eran. Los prisioneros contaban con una ducha por semana y un rollo de papel al mes.
Among those imprisoned at Attica were Elliott Barkley, Frank Smith, and Herbert X. Blyden. “I’m dying here little by little every day...” Barkley wrote his mother. She contacted authorities, but nothing changed. He began writing a book about life at Attica. Meanwhile, Smith worked a position called the “warden’s laundry boy” for 30 cents day. His grandmother had been enslaved. Because Smith and others were treated as less-than-human at the will of their keepers, they viewed prison as an extension of slavery. And Blyden had participated in prison strikes and rebellions. He and others saw the violence of prison as symptomatic of a societal problem where individuals are denied justice based on their class and race. They felt people shouldn’t be stripped of their rights to health and dignity upon being sentenced. Instead, resources should go towards meeting people’s basic needs to prevent crime in the first place.
Entre los prisioneros de Attica estaban Elliot Barkley, Frank Smith y Herbert X. Blyden. “Estoy muriendo aquí, poco a poco, cada día”, le dijo Barkley a su madre. Ella contactó a las autoridades, pero nada cambió. Él empezó a escribir un libro de la vida en Attica. Mientras tanto, Smith trabajaba como el “lavandero del alcaide” por 30 centavos al día. Su abuela había sido esclavizada. Ya que a Smith y otros se les trataba de manera inhumana a voluntad de los guardias, veían la prisión como esclavitud. Y Blyden había participado en huelgas y rebeliones carcelarias. Él y otros vieron la violencia del lugar como un síntoma de un problema social donde se le negaba la justicia a personas por su clase social o raza. Creían que la gente no debía quedarse sin derechos, salud y dignidad tras ser sentenciada. Mejor, los recursos debían usarse para cubrir las necesidades básicas y prevenir el crimen en primer lugar.
In the summer of 1971, Blyden co-founded the Attica Liberation Faction. The group compiled a manifesto and petitioned Corrections Commissioner Russell Oswald and Governor Nelson Rockefeller for better treatment. Though largely ignored, they continued organizing. After activist George Jackson was killed at a California prison, 700 men at Attica participated in a silent fast.
En el verano de 1971, Clyden cofundó la Rebelión de la Prisión de Attica. El grupo presentó un manifiesto solicitando a Russell Oswald, comisionado de la correccional, y al gobernador Nelson Rockefeller un mejor trato. A pesar de lo mucho que los ignoraron continuaron organizándose. Cuando asesinaron al activista George Jackson en la prisión de California 700 hombres de Attica participaron en una huelga de silencio.
Just weeks later, on September 9th, a spontaneous uprising began. A group of prisoners overpowered guards, sparking the Attica Rebellion. Prisoners broke windows, started fires, and captured supplies. They beat many guards. One of them, William Quinn, would die from his injuries. Soon, over 1,200 prisoners had assembled in the yard with 42 hostages, preparing to demand change. They established a medical bay, delegated men to prepare and ration food, protected and sheltered guards, and elected a negotiating committee. They appointed Blyden chief negotiator, Smith as security chief, and Barkely as a speaker.
Semanas después, el 9 de septiembre, comenzó una revuelta espontánea. Unos prisioneros subyugaron a los guardias y desataron la Rebelión de Attica. Los prisioneros rompieron ventanas, incendiaron el lugar y tomaron municiones. Golpearon a muchos guardias. Uno de ellos, William Quinn, murió debido a sus heridas. Pronto, más de 1200 prisioneros tenían a 42 rehenes en el patio, listos para exigir un cambio. Establecieron una enfermería, algunos preparaban y racionaban la comida, protegían y resguardaban a los guardias, y designaron un comité de negociaciones. Nombraron a Blyden negociador principal, a Smith jefe de seguridad, y a Barkley como orador.
Later that day, Barkley presented their demands to the press. When his mother saw him on TV, she was terrified. He was just days from being released. But she believed authorities would want retribution.
Ese mismo día, Barkley presentó sus demandas a la prensa. Cuando su madre lo vio en televisión, estaba aterrorizada. Solo faltaban unos días para su liberación. Pero ella creía que las autoridades querrían responder.
Over the next four days, prisoners held negotiations with officials. They called for a minimum wage, rehabilitation programs, better education, and more. They promised all remaining hostages would be safe if they were given amnesty for crimes committed during the uprising.
Prisioneros y oficiales negociaron durante los siguientes cuatro días. Pidieron un salario mínimo, programas de rehabilitación, mejor educación, entre otras cosas. Prometieron que los rehenes estarían a salvo si les daban amnistía por los crímenes cometidos durante la revuelta.
Meanwhile, Governor Rockefeller began crisis talks with President Nixon. The president told his chief of staff that the rebellion should be quelled to set an example for other Black activists. Commissioner Oswald announced he’d meet a number of the demands, but refused to guarantee amnesty. Prisoners refused to surrender. As warnings of an imminent siege mounted, they threatened to kill 8 hostages if attacked. Nevertheless, Rockefeller ordered troops to retake the prison.
Mientras tanto, el gobernador Rockefeller le habló de la crisis al presidente Nixon. El presidente pidió al jefe de Estado que sometieran la rebelión para que sirviera de ejemplo a otros activistas negros. El comisionado Oswald anunció que cumplirían algunas demandas, pero se negó a conceder la amnistía. Los prisioneros se negaron a rendirse. Al aumentar las amenazas de un ataque inminente, amenazaron con matar ocho rehenes si los atacaban. Si embargo, Rockefeller ordenó que las tropas retomaran la prisión.
Helicopters tear-gassed the yard. Troopers shot over 2,000 rounds of ammunition, killing 29 prisoners and 10 guards, and wounding many others. Witnesses say troopers found Barkley and shot him in the back. Officers stripped surviving men naked, tortured them, and deprived them of medical attention. Blyden was starved for days. Smith was sexually violated, burned with cigarettes, dragged into isolation, and beaten.
Helicópteros lanzaron gas lacrimógeno. Soldados dispararon más de 2 000 rondas de municiones, matando a 29 prisioneros, 10 guardias e hiriendo a muchos otros. Testigos dicen que encontraron a Barkley y le dispararon por la espalda. Los oficiales azotaron y torturaron a los hombres que sobrevivieron, y les negaron atención médica. Blyden pasó hambre por días. Smith sufrió violencia sexual y quemaduras con cigarrillos, lo mantuvieron aislado y lo golpearon.
Directly after the attack, Governor Rockefeller thought prisoners were responsible for the deaths of the 10 guards. He called it “a beautiful operation.” President Nixon congratulated Rockefeller and told his chief of staff that the way to stop “radicals” was to “kill a few.” But autopsies soon confirmed that prisoners hadn’t killed any guards during the attack, as threatened. Government forces had. Nixon told Rockefeller to stand his ground.
Tras el ataque, Rockefeller determinó que los prisioneros eran culpables de la muerte de los 10 guardias. A esto le llamó: “Una bella operación”. El presidente Nixon felicitó a Rockefeller y le dijo al jefe de Estado que para detener a los “radicales” había que “matar algunos”. Pero las autopsias confirmaron que los prisioneros no mataron a ningún guardia durante el ataque, como habían amenazado. Fueron las fuerzas del gobierno. Nixon le dijo a Rockefeller que no diera marcha atrás.
Those who survived the massacre continued fighting for revolutionary change. Long after being released, Smith and Blyden campaigned for social justice and prison abolition. The demands men made at Attica in 1971 remain at the core of ongoing protests— within and beyond prison walls.
Aquellos que sobrevivieron la masacre siguieron luchando por un cambio. Mucho después de su liberación, Smith y Blyden defendieron la justicia social y la abolición de la prisión. Las demandas que se hicieron en Attica, en 1971, siguen siendo la base de protestas dentro y fuera de prisiones.