Today, we know and track virtually nothing that’s happening in our own brains. But in a future that is coming much faster than you realize, all of that is about to change.
Hoy, no conocemos ni monitoreamos todo lo que sucede en el cerebro. Pero en un futuro que se acerca mucho más rápido de lo que parece, eso está a punto de cambiar.
We're now familiar with sensors in our smart watches to our rings, that track everything from our heartbeats to our footsteps, breaths, body temperature, even our sleep. Now, consumer neurotech devices are being sold worldwide to enable us to track our own brain activity. As companies from Meta to Microsoft, Snap and even Apple begin to embed brain sensors in our everyday devices like our earbuds, headphones, headbands, watches and even wearable tattoos, we're reaching an inflection point in brain transparency.
Ya conocemos los censores cerebrales en relojes o anillos inteligentes que monitorean desde nuestro pulso hasta nuestros pasos, inhalaciones, temperatura corporal, incluso el sueño. Los aparatos neurotecnológicos se venden en todo el mundo para permitirnos monitorear nuestra propia actividad cerebral. Conforme compañías como Meta, Microsoft, Snap, e incluso Apple, comienzan a incluir sensores cerebrales en aparatos cotidianos como audífonos, auriculares, relojes y hasta tatuajes inteligentes, nos acercamos a un punto de inflexión en la transparencia cerebral. Y esas son solo las marcas más conocidas.
And those are just some of the company names we're familiar with. There are so many more. Consumer neurotech devices are moving from niche products with limited applications to becoming the way in which we'll learn about our own brain activity, our controller for virtual reality and augmented reality. And one of the primary ways we'll interact with all of the rest of our technology. Even conservative estimates of the neurotech industry put it at more than 38 billion dollars by 2032. This new category of technology presents unprecedented possibility, both good and bad.
Hay muchas más. Estos dispositivos están pasando de ser productos de nicho con aplicaciones limitadas a convertirse en el medio para aprender sobre nuestra actividad cerebral, un director para la realidad virtual y realidad aumentada. Y una de las formas en las que interactuaremos con el resto de la tecnología. Incluso las estimaciones conservadoras de la industria neurotecnológica lo cifran en torno a los 38 mil millones de dólares para el 2032. Esta nueva categoría de tecnología presenta una posibilidad sin precedentes, tanto buena como mala.
Consider how our physical health and well-being are increasing while neurological disease and suffering continue to rise. 55 million people around the world are struggling with dementia, with more than 60 to 70 percent of them suffering from Alzheimer's disease. Nearly a billion people struggle with mental health and drug use disorders. Depression affects more than 300 million. Consumer neurotech devices could finally enable us to treat our brain health and wellness as seriously as we treat the rest of our physical well-being.
Consideren cómo nuestra salud física y bienestar van en aumento mientras que las enfermedades y los padecimientos neurológicos también. 55 millones de personas a nivel global padecen de demencia, y entre el 60 % y 70 % de ellos padecen de Alzheimer. Cerca de mil millones de personas lidian con trastornos mentales y adicciones. La depresión afecta a más de 300 millones de personas. Los dispositivos neurotecnológicos podrían permitirnos tratar nuestra salud y bienestar cerebral con la misma seriedad con la que tratamos el resto de nuestra salud.
But making our brains transparent to others also introduces extraordinary risks. Which is why, before it's too late to do so, we must change the basic terms of service for neurotechnology in favour of individual rights. I say this not just as a law professor who believes in the power of law, nor just a philosopher trying to flesh out norms, but as a mother who's been personally and profoundly impacted by the use of neurotechnology in my own life.
Pero transparentar nuestros cerebros para otras personas también presenta riesgos extraordinarios. Por lo cual, antes de que sea demasiado tarde, debemos cambiar los términos y condiciones de la neurotecnología para el beneficio de los derechos individuales. No lo digo solo como profesora de derecho que cree en el poder de la ley, tampoco como una filósofa que intenta desarrollar normas, sino como una madre que se ha visto impactada personal y profundamente por el uso de la neurotecnología en su propia vida.
On Mother's Day in 2017, as my daughter Calista lay cradled in my arms, she took one last beautiful breath. After a prolonged hospitalization, complications following infections claimed her life. The harrowing trauma that she endured and we witnessed stretched into weeks. And I was left with lasting trauma that progressed into post-traumatic stress disorder. Sleep escaped me for years. As each time I closed my eyes, I relived everything, from the first moments that I was pushed out of the emergency room to her gut-wrenching cries. Ultimately, it was the help of a talented psychologist, using exposure therapy, and my use of neurofeedback that enabled me to sleep through the night. For others who are suffering from traumatic memories, an innovative new approach using decoded neurofeedback, or DecNef, may offer reprieve. This groundbreaking approach uses machine-learning algorithms to identify specific brain-activity patterns, including those associated with traumatic memories. Participants then play a game that enables them to retrain their brain activity on positive associations instead. If I had had DecNef available to me at the time, I might have overcome my PTSD more quickly without having to relive every sound, terror and smell in order to do so.
En el día de las madres de 2017, mi hija, Calista, acunada en mis brazos, tomó un hermoso y último respiro. Tras una hospitalización prolongada, las complicaciones de unas infecciones le quitaron la vida. El trauma desgarrador que soportó y que presenciamos duró semanas. Y me quedé con un trauma subsistente que se transformó en un desorden de estrés postraumático. No pude dormir por años. Cada vez que cerraba mis ojos, revivía todo, desde los primeros momentos en que me sacaron de la sala de urgencias hasta sus gritos desgarradores. Al final, fue la ayuda de un talentoso psicólogo, usando la terapia de exposición, y mi uso de la neurorretroalimentación lo que me permitió volver a dormir toda la noche. Para otros que padecen recuerdos traumáticos, un nuevo método innovador que usa la neurorretroalimentación decodificada o DecNef, puede ofrecerles alivio. Este método revolucionario utiliza algoritmos de aprendizaje automático para identificar patrones específicos de actividad cerebral, incluyendo aquellos asociados con recuerdos traumáticos. Los participantes juegan un juego que les permite volver a enseñarle a su actividad cerebral asociaciones positivas en su lugar. Si DecNef hubiese estado disponible para mí en ese entonces, quizás habría superado mi desorden más rápido sin tener que revivir cada sonido, terror y olor para conseguirlo.
I'm not the only one. Sarah described herself as being at the end of her life, no longer in a life worth living, because of her severe and intractable depression. Then, using implanted brain sensors that reset her brain activity like a pacemaker for the brain, Sarah reclaimed her will to live.
No soy la única. Sarah describió su situación como el final de su vida, sin una vida que valiera la pena vivir, por su depresión severa e intratable. Luego, usando sensores cerebrales implantados que restauraron su actividad cerebral como un marcapasos para el cerebro, Sarah reclamó su voluntad para vivir.
While implanted neurotechnology advances have been extraordinary, it's the everyday brain sensors that are embedded in our ordinary technology that I believe will impact the majority of our lives. Like the one third of adults and nearly one quarter of children who are living with epilepsy for whom conventional anti-seizure medications fail. Now, researchers from Israel to Spain have developed brain sensors using the power of AI in pattern recognition and consumer electroencephalography to enable the detection of epileptic seizures minutes to up to an hour before they occur, sending potentially life-saving alerts to a mobile device.
Aunque los avances en implantes neurotecnológicos han sido sorprendentes, son los sensores cerebrales cotidianos que se encuentran en nuestra tecnología cotidiana los que creo que impactarán la mayor parte de nuestras vidas. Como el tercio de adultos y casi un cuarto de niños que viven con epilepsia para quienes los medicamentos anticonvulsivos habituales han fallado. Hoy, investigadores de Israel hasta España han desarrollado sensores cerebrales utilizando el poder de la IA en el reconocimiento de patrones y las electroencefalografías de consumo para permitir la detección de convulsiones epilépticas minutos u horas antes de que ocurran, enviando alertas a un dispositivo móvil con el potencial de salvar la vida.
Regular use of brain sensors could even enable us to detect the earliest stages of the most aggressive forms of brain tumors, like glioblastoma, where early detection is crucial to saving lives. The same could hold true for Parkinson's disease, to Alzheimer's, traumatic brain injury, ADHD, and even depression.
El uso regular de sensores cerebrales podría permitirnos detectar las etapas tempranas de una de las formas más agresivas de tumor cerebral como el glioblastoma, donde la detección temprana es esencial para salvar vidas. Lo mismo podría ser verdad para el Parkinson, el Alzheimer, lesiones cerebrales traumáticas, TDAH, e incluso la depresión.
We may even change our brains for the better. The brain training game industry, worth a staggering 6.5 billion dollars in 2021, was for years met with controversy because of unsupported scientific claims about their efficacy. But now some brain-training platforms like Cognizant have proven powerful in improving brain processing speeds, memory, reasoning and even executive functioning when played repeatedly over time. When paired with neurofeedback devices for learning reinforcement, this could revolutionize how we learn and adapt to change. Other breakthroughs could be transformational for the human experience. Today, most human brain studies are based on a very small number of participants engaged in very specific tasks in a controlled laboratory environment. With widespread use of brain sensors, the data we could have to learn about the human brain would exponentially increase. With sufficiently large datasets of long-term, real-world data from people engaged in everyday activity, we just might address everything from neurological disease and suffering to creating transformational possibilities for the human experience.
Quizás podamos cambiar nuestros cerebros para bien. La industria de juegos cognitivos, que valía una cifra sorprendente de 6.5 mil millones de dólares en 2021, se enfrentó a la controversia por años por las alegaciones científicas sin fundamento sobre su eficacia. Pero ahora plataformas como Cognizant han demostrado la capacidad de mejorar la velocidad de procesamiento, la memoria, el racionamiento e incluso las funciones ejecutivas cuando se usan constantemente. Junto con los dispositivos de neurorretroalimentación para apoyo didáctico, esto podría revolucionar cómo aprendemos y nos adaptamos al cambio. Otras innovaciones podrían ser transformadoras para la experiencia humana. Hoy, la mayoría de estudios cerebrales se basan en un número muy pequeño de participantes entablados en tareas muy específicas en entornos de laboratorio controlados. Con el amplio uso de los censores cerebrales, la posible información para aprender sobre el cerebro aumentaría exponencialmente. Con los suficientes conjuntos de datos de información real y de largo plazo de personas involucradas en actividades cotidianas, quizás podríamos abarcar todo, desde enfermedades y padecimientos neurológicos hasta la creación de posibilidades transformadoras para la experiencia humana.
But all of this will only be possible if people can confidently share their brain data without fear that it will be misused against them. You see, the brain data that will be collected and generated by these devices won't be collected in traditional laboratory environments or in clinical research studies run by physicians and scientists. Instead, it will be the sellers of these new devices, the very companies who've been commodifying our personal data for years. Which is why we can't go into this new era naive about the risks or complacent about the challenges that the collection and sharing our brain data will pose. Scientific hurdles can and will be addressed in time, but the social hurdles will be the most challenging.
Pero todo esto solo será posible si todos pueden compartir su información cerebral con confianza, sin miedo a que se use en su contra. Verán, la información cerebral recolectada y generada en estos dispositivos no será recolectada en entornos de laboratorio tradicionales o en estudios de investigación clínica elaborados por médicos y científicos. En su lugar, serán los vendedores de estos dispositivos, las compañías que han comercializado nuestra información personal por años. Por eso no podemos adentrarnos a esta era con ingenuidad sobre los riesgos o confiados sobre los retos que la recolección y el intercambio de información cerebral supondrá. Los obstáculos científicos pueden y serán abordados a su tiempo, pero los obstáculos sociales serán los más retadores.
Unlike the technologies of the past that track and hack the human brain, brain sensors provide direct access to the part of ourselves that we hold back, that we don't express through our words and our actions. Brain data in many instances will be more sensitive than the personal data of the past, because it reflects our feelings, our mental states, our emotions, our preferences, our desires, even our very thoughts. I would never have wanted the data that was collected as I worked through the trauma of my personal loss to have been commodified, shared and analyzed by others.
A diferencia de las tecnologías pasadas que rastrean y hackean el cerebro humano, los sensores cerebrales proporcionan acceso directo a la parte de nosotros que reprimimos, la que no expresamos a través de palabras o acciones. La información cerebral, en muchos casos, será más confidencial que la información personal del pasado, porque refleja nuestros sentimientos, estados mentales, emociones, preferencias, deseos e incluso nuestros propios pensamientos. Nunca hubiera querido que la información recolectada cuando superaba el trauma de mi pérdida personal fuera comercializada, compartida y analizada por otros.
These aren't just hypothetical risks. Take Entertek, a Hangzhou-based company, who has collected millions of instances of brain activity data as people have engaged in mind-controlled car racing, sleeping, working, even using neurofeedback with their devices. They've already entered into partnerships with other companies to share and analyze that data. Unless people have individual control over their brain data, it will be used for microtargeting or worse, instead of treating dementia. Like the employees worldwide who've already been subject to brain surveillance in the workplace to track their attention and fatigue, to governments, developing brain biometrics, to authenticate people at borders, to interrogate criminal suspects' brains and even weapons that are being crafted to disable and disorient the human brain. Brain wearables will have not only read but write capabilities, creating risks that our brains can be hacked, manipulated, and even subject to targeted attacks. We must act quickly to safeguard against the very real and terrifying risks to our innermost selves.
Estos no son solo riegos hipotéticos. Un ejemplo es Enterek, una compañía en Hangzhou, que recolectó millones de ejemplares de actividad cerebral de personas en carreras de autos por control mental, o mientras duermen, trabajan, incluso al usar la neurorretroalimentación de sus dispositivos. Ya han establecido colaboraciones con otras compañías para compartir y analizar esa información. A menos que las personas tengan control individual sobre su información cerebral, esta será usada para la microfocalización o algo peor, en lugar de tratar la demencia. Como los empleados a nivel global que ya han sido objetos de la vigilancia cerebral en su trabajo para monitorear su atención y fatiga; los gobiernos que desarrollan biométricos cerebrales, para autentificar personas en las fronteras, para interrogar el cerebro de un sospechoso e incluso armas que se están elaborando para incapacitar y desorientar el cerebro humano. Los vestibles cerebrales no solo serán capaces de leer, sino de escribir, creando riesgos donde nuestros cerebros pueden ser hackeados, manipulados y hasta sometidos a ataques intencionales. Debemos actuar rápido para protegernos contra los riesgos reales y terroríficos para lo más íntimo de nuestro ser.
Recognizing a human right to cognitive liberty would offer those safeguards. Cognitive liberty is a right from interference by others, but it is also a right to self-determination over our brains and mental experiences to enable human flourishing. To achieve this, we need to recognize three interrelated human rights and update our understanding of them to secure to us a right to mental privacy, to safeguard us from interference with our automatic reactions, our emotions and our thoughts. Freedom of thought as an absolute human right to protect us from interception, manipulation and punishment of our thoughts. And self-determination to secure self-ownership over our brains and mental experiences, to access and change them if we want to do so. There are important efforts already underway from the UN to UNESCO, in nations worldwide, over rights and regulations around neurotechnologies. But those rights need to be better aligned with a broader set of digital rights. Cognitive liberty is an update to liberty in the digital age as an umbrella concept of human flourishing across digital technologies. Because the right way forward isn't through metaverse rights or AI rights or neurotech rights and the like. It's to recognize that these technologies don't exist in silos, but in combination, affecting our brains and mental experiences.
Reconocer el derecho humano de la libertad cognitiva ofrecería esa protección. La libertad cognitiva es un derecho que impide la interferencia ajena, pero también es un derecho para la autodeterminación sobre nuestros cerebros y experiencias mentales para permitir la prosperidad humana. Para alcanzar esto, necesitamos reconocer tres derechos humanos relacionados y actualizar cómo los interpretamos para asegurarnos el derecho a la privacidad mental, para resguardarnos de la intromisión en nuestras reacciones automáticas, nuestras emociones y pensamientos. La libertad de pensamiento como un derecho humano absoluto para protegernos de la intercepción, manipulación y castigo de nuestros pensamientos. Y autodeterminación, para asegurar el control propio sobre nuestro cerebro y experiencias mentales, para acceder y cambiarlos si queremos hacerlo. Hay esfuerzos importantes que ya están en marcha por parte de la ONU y la UNESCO, en naciones por todo el mundo, sobre los derechos y regulaciones alrededor de las neurotecnologías. Pero esos derechos deben alinearse mejor con un amplio conjunto de derechos digitales. La libertad cognitiva es una actualización de la libertad en la era digital como un concepto general para la prosperidad humana en las tecnologías digitales. Porque el camino correcto no son los derechos del metaverso o los derechos de IA o los neurotecnológicos y sus similares. Es reconocer que estas tecnologías no existen aisladas sino en total combinación y afectan nuestras experiencias cerebrales y mentales.
We are literally at a moment before. And I mean a moment. Consumer brain wearables have already arrived, and the commodification of our brains has already begun. It's now just a question of scale. We haven't yet passed the inflection point where most of our brains can be directly accessed and changed by others. But it is about to happen, giving us a final moment to make a change so that we don't look back in a few years' time and lament the world we've left behind. We can and should be hopeful and deliberate about the choices we make now to secure a right to self-determination over our brains and mental experiences. The possibilities, if we do so, are limited only by our imagination.
Estamos literalmente en el momento previo. Y hablo en serio. Los vestibles cerebrales de consumo ya están aquí, y la comercialización de nuestros cerebros ya ha comenzado. Ahora es una cuestión de escala. Aún no hemos pasado ese punto de inflexión donde se puede acceder a la mayoría de los cerebros y que otros los cambien. Pero está a punto de pasar, y tenemos una última oportunidad de hacer un cambio para que no miremos al pasado en algunos años y lamentemos el mundo que hemos dejado atrás. Podemos y debemos tener esperanza y deliberación sobre las decisiones que hacemos ahora, para asegurar el derecho de autodeterminación sobre nuestros cerebros y experiencias mentales. Las posibilidades, si lo hacemos, solo se verán limitadas por nuestra imaginación.
Thank you.
Gracias.
(Applause)
(Aplausos)