We usually think of rhythm as an element of music, but it's actually found everywhere in the world around us, from the ocean tides to our own heartbeats, rhythm is essentially an event repeating regularly over time. Even the ticking of a clock itself is a sort of rhythm. But for musical rhythm, a steady string of repeating single beats is not enough. For that, we need at least one opposing beat with a different sound, which can be the unstressed off beat or the accented back beat. There are several ways to make these beats distinct, whether by using high and low drums, or long and short beats. Which ends up being heard as the main beat is not a precise rule, but like the famous Rubin's vase, can be reversed depending on cultural perception. In standard notation, rhythm is indicated on a musical bar line, but there are other ways. Remember that ticking clock? Just as its round face can trace the linear passage of time, the flow of rhythm can be traced in a circle. The continuity of a wheel can be a more intuitive way to visualize rhythm than a linear score that requires moving back and forth along the page. We can mark the beats at different positions around the circle using blue dots for main beats, orange ones for off beats, and white dots for secondary beats. Here is a basic two beat rhythm with a main beat and an opposing off beat. Or a three beat rhythm with a main beat, an off beat, and a secondary beat. And the spaces between each beat can be divided into further sub-beats using multiples of either two or three. Layering multiple patterns using concentric wheels lets us create more complex rhythms. For example, we can combine a basic two beat rhythm with off beats to get a four beat system. This is the recognizable backbone of many genres popular around the world, from rock, country, and jazz, to reggae and cumbia. Or we can combine a two beat rhythm with a three beat one. Eliminating the extra main beat and rotating the inner wheel leaves us with a rhythm whose underlying feel is three-four. This is the basis of the music of Whirling Dervishes, as well as a broad range of Latin American rhythms, such as Joropo, and even Bach's famous Chaconne. Now if we remember Rubin's vase and hear the off beats as the main beats, this will give us a six-eight feel, as found in genres such as Chacarera, and Quechua, Persian music and more. In an eight beat system, we have three layered circles, each rhythm played by a different instrument. We can then add an outermost layer consisting of an additive rhythmic component, reinforcing the main beat and increasing accuracy. Now let's remove everything except for this combined rhythm and the basic two beat on top. This rhythmic configuration is found as the Cuban cinquillo, in the Puerto Rican bomba, and in Northern Romanian music. And rotating the outer circle 90 degrees counterclockwise gives us a pattern often found in Middle Eastern music, as well as Brazilian choro, and Argentinian tango. In all of these examples, the underlying rhythm reinforces the basic one-two, but in different ways depending on arrangement and cultural context. So it turns out that the wheel method is more than just a nifty way of visualizing complex rhythms. By freeing us from the tyranny of the bar line, we can visualize rhythm in terms of time, and a simple turn of the wheel can take us on a musical journey around the world.
Solemos pensar en el ritmo como un elemento de la música, pero en realidad se encuentra en todo nuestro alrededor desde las mareas a nuestros latidos del corazón, el ritmo es esencialmente un evento que se repite regularmente en el tiempo. Incluso el tictac de un reloj es un tipo de ritmo. Pero para el ritmo musical, una repetición constante de pulsos solos no es suficiente. Para eso, necesitamos al menos un pulso opuesto con un sonido diferente, que puede ser un pulso apagado o acentuado. Hay varias maneras de distinguir esos pulsos, sea con tambores altos y bajos, o pulsos largos y cortos. Cuál termina siendo el ritmo principal no es una norma exacta, pero como el famosos jarrón de Rubin, puede invertirse según la percepción cultural. En la notación estándar, el ritmo se indica en una barra de compás musical, pero hay otras maneras. ¿Recuerdas el tictac del reloj? Así como su cara redonda traza el paso lineal del tiempo, el flujo del ritmo se puede trazar en un círculo. Puede ser más intuitivo visualizar el ritmo en la continuidad de una rueda que en una partitura lineal que requiere el ir y venir por la página. Podemos marcar los ritmos en diferentes posiciones del círculo, puntos azules para los pulsos principales, naranjas los apagados y puntos blancos para pulsos secundarios. Este es un ritmo de dos pulsos básicos con uno principal y otro apagado. O un ritmo de tres tiempos con un pulso principal, uno apagado y uno secundario. Y los espacios entre cada pulso se pueden dividir en más subtiempos usando múltiplos de dos o tres. Capas múltiples usando ruedas concéntricas nos permiten crear ritmos más complejos. Por ejemplo, podemos combinar un ritmo básico de dos pulsos con ritmos apagados para obtener un sistema de cuatro pulsos. Esta es la columna vertebral de muchos géneros populares en todo el mundo, desde el rock, 'country', y jazz, a 'reggae' y cumbia. O podemos combinar un ritmo de dos tiempos con uno de tres tiempos. Al eliminar el pulso principal extra y rotar la rueda interior nos queda un ritmo cuya sensación subyacente es tres por cuatro. Esta es la base de la música de los derviches, así como de una amplia gama de ritmos latinoamericanos, como el joropo, e incluso la famosa Chacona de Bach. Si recordamos el jarrón de Rubin y oímos los pulsos apagados como principales, nos dará una sensación de seis por ocho, como se encuentra en géneros como la chacarera, y el quechua, la música persa y más. En un sistema de ocho pulsos, tenemos tres capas de círculos, cada ritmo interpretado por un instrumento diferente. (Bajo) (Guitarra) (Pandereta) Entonces podemos añadir una capa más que consta de un componente rítmico adicional, reforzando el ritmo principal y aumentando la precisión. (Flauta) Ahora vamos a quitar todo excepto este ritmo combinado y los dos pulsos básicos en la parte superior. Esta configuración rítmica se encuentra como el cinquillo cubano, en la bomba puertorriqueña, y en la música rumana del Norte. Y girando el círculo exterior 90 grados hacia la izquierda nos da un patrón que a menudo se encuentra en la música de Oriente Medio, así como el choro brasileño, y el tango argentino. En todos estos ejemplos, el ritmo subyacente refuerza el uno-dos de base, pero de diferentes maneras según la configuración y el contexto cultural. Resulta que el método de la rueda es más que una forma ingeniosa de visualizar ritmos complejos. Al liberarnos de la tiranía de la partitura líneal, podemos visualizar el ritmo en términos de tiempo, y un simple giro de rueda nos puede llevar en un viaje musical por el mundo.