In 1667, a Danish scientist finally concluded that certain mysterious stones prized for their supposed medicinal powers, hadn’t fallen from the sky during lunar eclipses and weren’t serpent tongues. In fact, they were fossilized teeth— many belonging to a prehistoric species that would come to be called megalodon, the biggest shark to ever live. So what was it like when megalodon ruled the seas? And what brought this formidable predator to extinction?
En 1667, un científico danés concluyó al fin que ciertas piedras misteriosas valoradas por sus supuestos poderes medicinales, no habían caído del cielo durante eclipses lunares ni eran lenguas de serpiente. Eran de hecho dientes fosilizados... muchos pertenecientes a una especie prehistórica que pasaría a ser llamada megalodón, el tiburón más grande que ha existido. ¿Cómo era cuando el megalodón gobernaba los mares? ¿Y qué provocó la extinción de este impresionante depredador?
Because their skeletons were cartilaginous, what remains of megalodons are mostly scattered clues, like some isolated vertebrae and lots of their enamel-protected teeth. Like many sharks, megalodons could shed and replace thousands of teeth over the course of their lives. Interestingly, some fossil sites harbor especially high numbers of small megalodon teeth. Experts believe these were nurseries that supported countless generations of budding megalodons. They grew up in sheltered and food-packed shallow waters before becoming unrivaled adult marine hunters.
Como sus esqueletos eran cartilaginosos, lo que queda del megalodón son en su mayoría pistas dispersas, como algunas vértebras aisladas y muchos de sus dientes protegidos por esmalte. Como muchos otros tiburones, el megalodón podía mudar la piel y reemplazar miles de dientes durante el curso de su vida. Curiosamente, algunos yacimientos de fósiles albergan un número especialmente alto de dientes pequeños de megalodón. Los expertos creen que eran guarderías que apoyaron a incontables generaciones de megalodones en crecimiento. Crecían en aguas poco profundas resguardadas y llenas de comida antes de convertirse en depredadores adultos marinos sin igual.
Looking at the similarities with great white shark teeth, scientists estimate that megalodons might have stretched up to 20 meters— three times longer than great whites. And during their reign, which began around 20 million years ago, megalodons lived just about everywhere, with individuals also potentially undertaking transoceanic migrations.
Observando las similitudes con los dientes del tiburón blanco, los científicos estiman que el megalodón podría haber crecido hasta los 20 metros— tres veces más que el tiburón blanco. Durante su reinado, que empezó hace 20 millones de años, los megalodones vivían casi por todas partes, con algunos individuos que potencialmente emprendían migraciones transoceánicas.
The world was warmer and the ocean was brimming with life. Otters and dugongs thrived in newly formed kelp forests, and baleen whales were at their most diverse. Megalodons had no shortage of high-energy, edible options. And it seems they were ambitious eaters. Generally, as carnivores consume protein-rich meat, certain nitrogen isotopes accumulate in their tissues— including the enamel of their teeth. Analyzing megalodon teeth, scientists confirmed they were apex predators that not only ate large prey species— but also other predators, perhaps even each other.
El mundo era más caluroso y el océano estaba lleno de vida. Las nutrias y dugongos prosperaban en bosques de algas marinas recién formados, y las ballenas barbadas estaban en el pico de la diversidad. Los megalodones no tenían escasez de opciones comestibles de alta energía. Y parece que eran comedores ambiciosos. En general, los carnívoros consumen una carne rica en proteína, que permite que algunos isótopos de nitrógeno se acumulen en sus tejidos... incluyendo el esmalte de sus dientes. Al analizar los dientes del megalodón, los científicos confirmaron que eran depredadores alfa que no solo comían grandes especies de presas... sino también otros depredadores, quizás incluso se comían entre ellos.
In addition to megalodon’s teeth, researchers have access to one exceptionally well-preserved spinal column that comprises 141 vertebrae of a 46-year-old megalodon. A 3D model of the megalodon’s body suggests that its stomach could reach volumes of almost 10,000 liters— big enough to fit an entire orca. Reconstructing their jaws, researchers think megalodons could eat a now-extinct 7-meter sperm whale in as few as four bites. And the fossilized bones of ancient cetaceans do indeed show evidence of megalodon bite marks— including some that healed over, confirming that megalodons pursued live prey.
Además de los dientes del megalodón, los investigadores tienen acceso a una columna vertebral excepcionalmente bien conservada que se compone de 141 vértebras de un megalodón de 46 años. Un modelo 3D del cuerpo del megalodón sugiere que su estómago podía alcanzar un volumen de casi 10 000 litros... lo suficientemente grande como para caber una orca entera. Al reconstruir su mandíbula, los investigadores piensan que el megalodón podía comer un cachalote de 7 metros, ahora extinto, en apenas cuatro bocados. Y los huesos fosilizados de antiguos cetáceos muestran evidencias de marcas de mordidas de megalodón... incluyendo algunas que sanaron, confirmando que el megalodón perseguía presas vivas.
But if megalodons were so powerful, why did they go extinct? It seems there were a few contributing factors. By the time they disappeared around 3.5 million years ago, the global climate had cooled, causing more glaciers to form and the sea level to drop. This dried up many coastal habitats, meaning some of the world’s most resource-rich marine sites were lost. About a third of all marine megafauna eventually went extinct, so fewer prey species were available. And megalodons already faced high energetic demands because of their size and the mechanism they likely used to regulate their body temperature, which allowed them to navigate cold waters and attack prey with bursts of speed. Environmental changes may have made megalodons vulnerable and increasingly put them in competition with other predators, including the great white shark, a relative newcomer.
Pero si el megalodón era tan poderoso, ¿por qué se extinguió? Parece que hubo varios factores que contribuyeron a eso. Para cuando desaparecieron hace alrededor de 3,5 millones de años, el clima global se había enfriado, provocando que se formasen más glaciares y el nivel del mar descendiese. Esto secó muchos hábitats costeros, lo que significa que algunos de los sitios marinos más ricos del mundo en recursos se perdieron. Casi un tercio de toda la megafauna marina se extinguió con el tiempo, así que había menos especies de presas disponibles. Y los megalodones ya se enfrentaban a grandes exigencias energéticas debido a su tamaño y al mecanismo que probablemente usaban para regular su temperatura corporal, lo que les permitía navegar en aguas frías y atacar a las presas con acelerones. Los cambios medioambientales pueden haber hecho a los megalodones vulnerables y progresivamente haberlos convertido en rivales de otros depredadores, incluyendo al tiburón blanco, relativamente un recién llegado.
Because megalodons were highly mobile predators, their extinction had global consequences. The end of their long-distance travels probably disrupted nutrient transport between different ecosystems. And many animals were suddenly released from the immense predatory pressure of their bite. Interestingly, some marine mammals dramatically increased in size afterwards, which was perhaps partially afforded because they were no longer dealing with such a mega-existential threat. Knowing that the decline of apex predators can destabilize entire ecosystems, conservationists are working to prevent today’s sharks from facing a similar fate— this time, because of humans. And meanwhile, the megalodon remains a colossal testament to ecological interdependence and millions of years of bones well-bitten and waters well-wandered.
Debido a que los megalodones eran depredadores con libertad de movimiento, su extinción tuvo consecuencias globales. El fin de sus viajes a larga distancia, probablemente alteró el transporte de nutrientes entre diferentes ecosistemas. Y muchos animales fueron de repente liberados de la inmensa presión predatoria de su mordisco. Curiosamente, algunos mamíferos marinos aumentaron radicalmente su tamaño después, lo que fue quizás parcialmente permitido porque ya no trataban con tal amenaza mega-existencial. Sabiendo que el declive de depredadores alfa puede desestabilizar ecosistemas enteros, los ecologistas están trabajando para impedir que los tiburones de hoy se enfrenten a un destino similar... esta vez, debido a los humanos. Y mientras tanto, el megalodón permanece como un descomunal testimonio de la interdependencia ecológica