It begins with a bit of discomfort and soon becomes a pressing sensation that's impossible to ignore. Finally, it's all you can think about, and out of sheer desperation, you go on a hunt for a bathroom until "ahh." Humans should urinate at least four to six times a day, but occasionally, the pressures of modern life forces us to clench and hold it in. How bad is this habit, and how long can our bodies withstand it? The answers lie in the workings of the bladder, an oval pouch that sits inside the pelvis. Surrounding this structure are several other organs that together make up the whole urinary system. Two kidneys, two ureters, two urethral sphincters, and a urethra. Constantly trickling down from the kidneys is the yellowish liquid known as urine. The kidneys make urine from a mix of water and the body's waste products, funneling the unwanted fluid into two muscular tubes called ureters. These carry it downward into the hollow organ known as the bladder. This organ's muscular wall is made of tissue called detrusor muscle which relaxes as the bladder fills allowing it to inflate like a balloon. As the bladder gets full, the detrusor contracts. The internal urethral sphincter automatically and involuntarily opens, and the urine is released. Whooshing downwards, the fluid enters the urethra and stops short at the external urethral sphincter. This works like a tap. When you want to delay urinating, you keep the sphincter closed. When you want to release it, you can voluntarily open the flood gates. But how do you sense your bladder's fullness so you know when to pee? Inside the layers of detrusor muscles are millions of stretch receptors that get triggered as the bladder fills. They send signals along your nerves to the sacral region in your spinal cord. A reflex signal travels back to your bladder, making the detrusor muscle contract slightly and increasing the bladder's pressure so you're aware that it's filling up. Simultaneously, the internal urethral sphincter opens. This is called the micturition reflex. The brain can counter it if it's not a good time to urinate by sending another signal to contract the external urethral sphincter. With about 150 to 200 milliliters of urine inside of it, the bladder's muscular wall is stretched enough for you to sense that there's urine within. At about 400 to 500 milliliters, the pressure becomes uncomfortable. The bladder can go on stretching, but only to a point. Above 1,000 milliliters, it may burst. Most people would lose bladder control before this happens, but in very rare cases, such as when as a person can't sense the need to urinate, the pouch can rupture painfully requiring surgery to fix. But under normal circumstances, your decision to urinate stops the brain's signal to the external urethral sphincter, causing it to relax and the bladder to empty. The external urethral sphincter is one of the muscles of the pelvic floor, and it provides support to the urethra and bladder neck. It's lucky we have these pelvic floor muscles because placing pressure on the system by coughing, sneezing, laughing, or jumping could cause bladder leakage. Instead, the pelvic floor muscles keep the region sealed until you're ready to go. But holding it in for too long, forcing out your urine too fast, or urinating without proper physical support may over time weaken or overwork that muscular sling. That can lead to an overactive pelvic floor, bladder pain, urgency, or urinary incontinence. So in the interest of long-term health, it's not a great habit to hold your pee. But in the short term, at least, your body and brain have got you covered, so you can conveniently choose your moment of sweet release.
Comienza con un poco de incomodidad y pronto se convierte en una sensación apremiante imposible de ignorar. Por último, solo se puede pensar en ello, y con desesperación, vas a la búsqueda y captura de un váter hasta que "ahh". Los humanos debemos orinar, por lo menos, de cuatro a seis veces al día, pero la presión de la vida moderna, a veces, nos obliga a apretar y aguantarnos. ¿Cómo de grave es este hábito y cuánto tiempo lo puede aguantar nuestro cuerpo? Las respuestas se encuentran en el funcionamiento de la vejiga, una la bolsa ovalada dentro de la pelvis. Rodeando esta estructura hay varios otros órganos que en conjunto representan la totalidad del sistema urinario. Dos riñones, dos uréteres, dos esfínteres uretrales, y una uretra. Constantemente desde los riñones gotea el líquido amarillento conocido como orina. Los riñones producen la orina, una mezcla de agua y productos de desecho del cuerpo, canalizando el fluido no deseado en dos tubos musculares llamados uréteres. Estos lo llevan hacia en el órgano hueco conocido como vejiga. La pared muscular de este órgano está hecho de un tejido, el músculo detrusor que se relaja cuando se llena la vejiga permitiendo que se infle como un globo. A medida que la vejiga se llena, el detrusor se contrae. El esfínter uretral interno se abre automáticamente y de forma involuntaria, liberando la orina. Silbante hacia abajo, el líquido entra en la uretra y se detiene en el esfínter uretral externo. Esto funciona como un grifo. Cuando se desea retrasar la micción, mantienes el esfínter cerrado. Cuando se desea liberarla, se pueden abrir voluntariamente las compuertas. Pero ¿cómo sientes que la vejiga está llena para saber cuándo hacer pis? En las capas del músculo detrusor hay millones de receptores de estiramiento que se dispararán al llenarse la vejiga. Ellos envían señales por los nervios de la región sacra de la médula espinal. Una señal refleja viaja de vuelta a la vejiga, haciendo contraer el músculo detrusor ligeramente y haciendo aumentar la presión de la vejiga para que sepas que se está llenando. Al mismo tiempo, se abre el esfínter uretral interno. Esto se llama el reflejo de micción. El cerebro puede contrarrestarlo si no es un buen momento para orinar enviando otra señal de contraer el esfínter uretral externo. Con alrededor de 150 a 200 ml de orina dentro de ella, la pared muscular de la vejiga se estira lo suficiente para que puedas sentir que dentro hay orina. Con 400 o 500 ml, la presión se vuelve incómoda. La vejiga puede seguir estirándose, pero solo hasta cierto punto. Por encima de 1000 ml, puede llegar a romperse. La mayoría perdería el control de la vejiga antes de que esto pasara, pero en casos muy raros, por ejemplo, cuando una persona no puede sentir necesidad de orinar, la bolsa puede romperse dolorosamente lo que requiere una cirugía reparadora. Sin embargo, bajo circunstancias normales, la decisión de orinar detiene la señal del cerebro para el esfínter externo de la uretra, haciendo que se relaje y se vacíe la vejiga. El esfínter uretral externo es uno de los músculos del suelo pélvico, y proporciona apoyo a la uretra y el cuello de la vejiga. Es una suerte que tengamos estos músculos del suelo pélvico debido a que la presión en el sistema por la tos, estornudos, risa, o saltos podrían causar fugas de vejiga. En cambio, los músculos del suelo pélvico mantienen la región sellada hasta que estés listo para ir. Pero mantenerlo durante demasiado tiempo, forzar la salida de la orina demasiado rápido, u orinar sin soporte físico adecuado con el tiempo puede debilitar o forzar el trabajo del cabestrillo muscular. Eso puede llevar a un suelo pélvico hiperactivo, dolor en la vejiga, urgencia, o incontinencia urinaria. Por lo tanto, en interés de la salud a largo plazo, no es un buen hábito mantener la orina. Pero a corto plazo, al menos, el cuerpo y cerebro lo tienen todo cubierto, para elegir convenientemente el momento de la dulce liberación.