As the warrior slept, a snake coiled around his face. Instead of a threat, his wife saw an omen– a fearsome power that would lead her husband to either glory or doom. For now, however, he was only a slave – one of millions taken from the territories conquered by Rome to work the mines, till the fields, or fight for the crowd’s entertainment. A nomadic Thracian from what is now Bulgaria, he had served in the Roman Army but was imprisoned for desertion. His name was Spartacus.
Mientras el guerrero dormía, una serpiente se enroscó alrededor de su rostro. Pero su esposa no la consideró una amenaza sino un presagio: un temible poder conduciría a su esposo a la gloria o a la perdición. Sin embargo, por el momento él era simplemente un esclavo, uno entre millones, capturados en los territorios conquistados por Roma para trabajar en las minas, labrar los campos, o luchar para entretener así a la muchedumbre. Nacido en Tracia, actual Bulgaria, había servido en el ejército romano, pero fue encarcelado por desertar. Su nombre era Espartaco.
Spartacus had been brought to Capua by Batiatus, a lanista, or trainer of gladiators. And life at the ludus, or gladiator school, was unforgiving. New recruits were forced to swear an oath “to be burned, to be bound, to be beaten, and to be killed by the sword,” and to obey their master’s will without question. But even harsh discipline couldn’t break Spartacus’s spirit. In 73 BCE, Spartacus led 73 other slaves to seize knives and skewers from the kitchen and fight their way out, hijacking a wagon of gladiator equipment along the way. They were done fighting for others– now, they fought for their freedom.
Espartaco fue trasladado a Capua por Batiato, un 'lanista' o formador de gladiadores. Y la vida en el 'ludus', la escuela de gladiadores, era inclemente. Todo nuevo recluta debía hacer un juramento: "ser quemado, encadenado, golpeado y muerto a hierro"; y obedecer la voluntad del amo sin cuestionar. Pero ni esta disciplina férrea pudo doblegar el espíritu de Espartaco. En el año 73 a. C., Espartaco y otros 73 esclavos que lo siguieron robaron cuchillos y broquetas de la cocina y lucharon para escapar. En el camino, interceptaron un vagón cargado con armamento de gladiadores. Ya no pelearían por otros; ahora luchaban por su libertad. Cuando la noticia llegó a Roma,
When the news reached Rome, the Senate was too busy with wars in Spain and the Pontic Empire to worry about some unruly slaves. Unconcerned, praetor Claudius Glaber took an army of three thousand men to the rebel’s refuge at Mount Vesuvius, and blocked off the only passage up the mountain. All that remained was to wait and starve them out– or so he thought. In the dead of night, the rebels lowered themselves down the cliffside on ropes made from vines, and flanked Glaber’s unguarded camp. Thus began the legend of Rome’s defiant gladiator.
el Senado estaba muy ocupado con guerras en España y en el Reino del Ponto como para preocuparse por unos esclavos revoltosos. Impertérrito, Cayo Claudio Glabro lideró un ejército de 3000 hombres, se dirigió al monte Vesubio, donde se refugiaban los rebeldes, y bloqueó el único pasaje al monte. Restaba únicamente esperar a que se rindieran debido al hambre... O eso fue lo que pensó. En medio de la noche, los rebeldes descendieron del monte con sogas hechas de lianas, y atacaron el campamento desprotegido de Glabro. Así nació la leyenda del gladiador rebelde de Roma.
As news of the rebellion spread, its ranks swelled with escaped slaves, deserting soldiers, and hungry peasants. Many were untrained, but Spartacus’s clever tactics transformed them into an effective guerrilla force. A second Roman expedition led by praetor Varinius, was ambushed while the officer bathed. To elude the remaining Roman forces, the rebels used their enemy’s corpses as decoy guards, stealing Varinius’s own horse to aid their escape.
A medida que la rebelión se hizo más conocida, sus filas aumentaron con esclavos prófugos, desertores y campesinos hambrientos. Muchos carecían de entrenamiento, pero las ingeniosas tácticas de Espartaco los convirtió en una verdadera guerrilla. Una segunda expedición romana, liderada por Publio Varinio, fue emboscada cuando los oficiales se bañaban. Para evadir las fuerzas romanas restantes, los rebeldes usaron los cadáveres de sus enemigos como disfraz, y hasta robaron el caballo de Varinio para escapar. Gracias a sus inspiradoras victorias
Thanks to his inspiring victories and policy of distributing spoils equally, Spartacus continued attracting followers, and gained control of villages where new weapons could be forged. The Romans soon realized they were no longer facing ragtag fugitives, and in the spring of 72 BCE, the Senate retaliated with the full force of two legions. The rebels left victorious, but many lives were lost in the battle, including Spartacus’ lieutenant Crixus. To honor him, Spartacus held funeral games, forcing his Roman prisoners to play the role his fellow rebels had once endured.
y a su política de distribuir el botín equitativamente, Espartaco continuó atrayendo adeptos, y obtuvo el control de aldeas en donde podían forjarse nuevas armas. Los romanos comprendieron entonces que no se estaban enfrentando a unos simples fugitivos. En la primavera del 72 a. C. el Senado respondió enviando dos legiones completas. Los rebeldes resultaron victoriosos, pero muchas vidas se perdieron en la batalla, incluso la del teniente de Espartaco, Crixo. En su honor, Espartaco ordenó que se llevaran a cabo juegos fúnebres, en los que sus prisioneros romanos debían luchar como si fueran gladiadores.
By the end of 72 BCE, Spartacus’ army was a massive force of roughly 120,000 members. But those numbers proved difficult to manage. With the path to the Alps clear, Spartacus wanted to march beyond Rome’s borders, where his followers would be free. But his vast army had grown brash. Many wanted to continue pillaging, while others dreamed of marching on Rome itself. In the end, the rebel army turned south– forgoing what would be their last chance at freedom.
Hacia el final del año 72 a. C., el ejército de Espartaco era una fuerza imponente de unos 120 000 soldados. Pero semejante número resultó difícil de controlar. Con el paso hacia los Alpes despejado, Espartaco pretendía marchar fuera de las fronteras de Roma, donde sus seguidores serían libres. Pero su gran ejército se había vuelto temerario. Muchos querían seguir saqueando; otros tenían la ambición de marchar sobre la mismísima Roma. Finalmente, el ejército rebelde se dirigió al sur, renunciando así a su última oportunidad de ser libres.
Meanwhile, Marcus Licinius Crassus had assumed control of the war. As Rome’s wealthiest citizen, he pursued Spartacus with eight new legions, eventually trapping the rebels in the toe of Italy. After failed attempts to build rafts, and a stinging betrayal by local pirates, the rebels made a desperate run to break through Crassus’s lines– but it was no use. Roman reinforcements were returning from the Pontic wars, and the rebels’ ranks and spirits were broken. In 71 BCE, they made their last stand. Spartacus nearly managed to reach Crassus before being cut down by centurions. His army was destroyed, and 6000 captives were crucified along the Appian Way– a haunting demonstration of Roman authority.
Mientras tanto, Marco Licinio Craso había tomado el mando de las fuerzas romanas. Como era el ciudadano más opulento de Roma, persiguió a Espartaco con ocho nuevas legiones, y finalmente arrinconó a los rebeldes en la península de Calabria. Tras intentos fallidos de construir balsas y luego de ser traicionados por piratas locales, los rebeldes intentaron romper las filas de Craso, pero no tuvieron éxito. Los refuerzos de Roma regresaban de las guerras mitridáticas, y tanto las filas como el espíritu de los rebeldes se habían quebrado. En el 71 a. C., los rebeldes presentaron su última resistencia. Cuando estaba a punto de alcanzar a Craso, Espartaco fue reducido por centuriones. Su ejército fue destruido, y 6000 prisioneros fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia como muestra macabra de la autoridad romana.
Crassus won the war, but it is not his legacy which echoes through the centuries. Thousands of years later, the name of the slave who made the world’s mightiest empire tremble has become synonymous with freedom– and the courage to fight for it.
Craso ganó la guerra, pero no es su legado el que resuena en la historia. Miles de años después, el nombre del esclavo que hizo temblar al imperio más poderoso del mundo se ha convertido en un símbolo de libertad y del coraje de luchar por ella.