You're standing at the ready inside the goal when suddenly, you feel an intense itch on the back of your head. We've all experienced the annoyance of an inconvenient itch, but have you ever pondered why we itch in the first place? The average person experiences dozens of individual itches each day. They can be triggered by all sorts of things, including allergic reactions, dryness, and even some diseases. And then there are the mysterious ones that pop up for no reason at all, or just from talking about itching. You're scratching your head right now, aren't you? Anyhow, let's take one of the most common sources: bug bites. When a mosquito bites you, it releases a compound into your body called an anticoagulant that prevents your blood from clotting. That compound, which we're mildly allergic to, triggers the release of histamine, a chemical that makes our capillaries swell. This enables increased blood flow, which helpfully accelerates the body's immune response to this perceived threat. That explains the swelling, and it's the same reason pollen can make your eyes puff up. Histamine also activates the nerves involved in itching, which is why bug bites make you scratch. But the itchy sensation itself isn't yet fully understood. In fact, much of what we do know comes from studying the mechanics of itching in mice. Researchers have discovered that itch signals in their skin are transmitted via a subclass of the nerves that are associated with pain. These dedicated nerves produce a molecule called natriuretic polypetide B, which triggers a signal that's carried up the spinal cord to the brain, where it creates the feeling of an itch. When we scratch, the action of our fingernails on the skin causes a low level pain signal that overrides the itching sensation. It's almost like a distraction, which creates the sensation of relief. But is there actually an evolutionary purpose to the itch, or is it simply there to annoy us? The leading theory is that our skin has evolved to be acutely aware of touch so that we're equipped to deal with risks from the outside world. Think about it. Our automatic scratching response would dislodge anything harmful that's potentially lurking on our skin, like a harmful sting, a biting insect, or the tendrils of a poisonous plant. This might explain why we don't feel itching inside our bodies, like in our intestines, which is safe from these external threats, though imagine how maddening that would be. In some people, glitches in the pathways responsible for all of this can cause excessive itching that can actually harm their health. One extreme example is a psychological condition called delusory parasitosis where people believe their bodies are infested with mites or fleas scurrying over and under their skin, making them itch incessantly. Another phenomenon called phantom itching can occur in patients who've had amputations. Because this injury has so severely damaged the nervous system, it confuses the body's normal nerve signaling and creates sensations in limbs that are no longer there. Doctors are now finding ways to treat these itching anomalies. In amputees, mirrors are used to reflect the remaining limb, which the patient scratches. That creates an illusion that tricks the brain into thinking the imaginary itch has been satisfied. Oddly enough, that actually works. Researchers are also searching for the genes involved in itching and developing treatments to try and block the pathway of an itch in extreme cases. If having an unscratchable itch feels like your own personal hell, Dante agreed. The Italian poet wrote about a section of hell where people were punished by being left in pits to itch for all eternity.
Está de pie ante la portaría cuando de repente sientes un picor intenso detrás de la cabeza. Todos hemos experimentado la molestia de un picor inconveniente, pero ¿alguna vez has reflexionado sobre por qué sentimos picor? La persona promedio experimenta docenas de picores individuales cada día. Pueden ser activados por todo tipo de cosas, incluyendo reacciones alérgicas, sequedad, e incluso algunas enfermedades. Y luego están los picores misteriosos que aparecen sin causa en absoluto, o simplemente si se habla de picores. Te estás rascando la cabeza en este momento, ¿no? Veamos una de las fuentes más comunes: las picaduras de insectos. Cuando un mosquito te pica, libera un compuesto en su cuerpo llamado anticoagulante que evita que la sangre se coagule. Ese compuesto, al que somos ligeramente alérgicos, desencadena la liberación de histamina, una sustancia química que hace que nuestros capilares se hinchen. Esto permite un mayor flujo sanguíneo, que acelera útilmente la respuesta inmune del cuerpo a la amenaza percibida. Eso explica la hinchazón, y por la misma razón el polen puede hacer que se te hinchen los ojos. La histamina también activa los nervios implicados en el picor, que es el porqué hace rascarte en las picaduras de insecto. Pero la sensación de picor en sí todavía no se entiende completamente. De hecho, gran parte de lo que sabemos viene de estudiar la mecánica del picor en ratones. Los investigadores han descubierto que las señales de picor de la piel se transmiten a través de una subclase de los nervios asociados con el dolor. Estos nervios producen una molécula llamada polipéptido natriurético B, que desencadena una señal que va hasta la médula espinal al cerebro, donde crea la sensación de picor. Cuando nos rascamos, la acción de nuestras uñas en la piel causa una señal de dolor de bajo nivel que anula la sensación del picor. Es casi como una distracción, que crea la sensación de alivio. Pero ¿existe realmente un propósito evolutivo para el picor, o existe simplemente para molestarnos? La teoría principal es que nuestra piel ha evolucionado para ser agudamente consciente al tacto. Por eso estamos equipados para enfrentarnos a los riesgos del mundo. Piénsalo. Nuestra respuesta de rascado automática desalojaría cualquier cosa perjudicial que esté potencialmente al acecho sobre nuestra piel, como una picadura perjudicial, un insecto mordiente, o los zarcillos de una planta venenosa. Esto podría explicar por qué no sentimos picor dentro de nuestros cuerpos, como en nuestros intestinos, que están a salvo de estas amenazas externas, aunque imagina lo enloquecedor que sería. En algunas personas, los fallos en las vías responsables de todo esto puede causar picor excesivo que incluso puede dañar su salud. Un ejemplo extremo es una condición psicológica llamada parásitos ilusorios donde la gente cree que sus cuerpos están infestados de ácaros o pulgas corriendo sobre y bajo la piel, teniendo picor incesantemente. Otro fenómeno llamado picor fantasma puede ocurrir en pacientes que han tenido amputaciones. Debido a que esta lesión ha dañado gravemente el sistema nervioso, confunde la señalización nerviosa normal del cuerpo y crea sensaciones en los miembros que ya no están allí. Los médicos están encontrando maneras de tratar estas anomalías de picazón. En amputados, los espejos se utilizan para reflejar el resto del miembro, que le pica al paciente. Eso crea una ilusión que engaña el cerebro en el pensamiento el rascar imaginario se ha satisfecho. Curiosamente, eso realmente funciona. Los investigadores también están buscando los genes implicados en el picor y están desarrollando tratamientos para bloquear el camino de una picazón en casos extremos. Si tener un picor inmanejable parece algo propio de un infierno personal, Dante estuvo de acuerdo. El poeta italiano escribió sobre una sección del infierno donde a la gente se le aplicó el castigo de sentir picor por toda la eternidad.