It may seem like the semicolon is struggling with an identity crisis. It looks like a comma crossed with a period. Maybe that's why we toss these punctuation marks around like grammatical confetti. We're confused about how to use them properly. In fact, it's the semicolon's half-half status that makes it useful. It's stronger than a comma, and less final than a period. It fills the spaces in between, and for that reason, it has some specific and important tasks. For one, it can clarify ideas in a sentence that's already festooned with commas. "Semicolons: At first, they may seem frightening, then, they become enlightening, finally, you'll find yourself falling for these delightful punctuation marks." Even though the commas separate different parts of the sentence, it's easy to lose track of what belongs where. But then the semicolon edges in to the rescue. In list-like sentences, it can exert more force than commas do, cutting sentences into compartments and grouping items that belong together. The semicolon breaks things up, but it also builds connections. Another of its tasks is to link together independent clauses. These are sentences that can stand on their own, but when connected by semicolons, look and sound better because they're related in some way. "Semicolons were once a great mystery to me. I had no idea where to put them." Technically, there's nothing wrong with that. These two sentences can stand alone. But imagine they appeared in a long list of other sentences, all of the same length, each separated by periods. Things would get monotonous very fast. In that situation, semicolons bring fluidity and variation to writing by connecting related clauses. But as beneficial as they are, semicolons don't belong just anywhere. There are two main rules that govern their use. Firstly, unless they're being used in lists, semicolons should only connect clauses that are related in some way. You wouldn't use one here, for instance: "Semicolons were once a great mystery to me; I'd really like a sandwich." Periods work best here because these are two totally different ideas. A semicolon's job is to reunite two independent clauses that will benefit from one another's company because they refer to the same thing. Secondly, you'll almost never find a semicolon willingly stationed before coordinating conjunctions: the words, "and," "but," "for," "nor," "or," "so," and "yet." That's a comma's place, in fact. But a semicolon can replace a conjunction to shorten a sentence or to give it some variety. Ultimately, this underappreciated punctuation mark can give writing clarity, force, and style, all encompassed in one tiny dot and squiggle that's just waiting to be put in the right place.
Parece que el punto y coma tiene una crisis de identidad. Parece una coma mezclada con un punto y quizá por eso usamos este signo de puntuación como si fuera un confeti gramatical. No tenemos claro cómo usarlo correctamente. De hecho, su posición entre el punto y la coma es lo que lo hace útil. Es más fuerte que una coma, y menos contundente que un punto. Se usa en medio de la oración, y por esa razón, tiene algunas tareas muy específicas e importantes. Por un lado, puede aclarar ideas en una frase que ya está adornada con comas. "Punto y coma: Al principio, puede parecer aterrador, luego, se convierte en edificante y, finalmente, te enamorarás de este signo de puntuación encantador". Aunque las comas separan diferentes partes del mensaje en una frase, es fácil perder la noción de quién pertenece a qué. Por eso el punto y coma viene al rescate. En frases enumerativas tiene más fuerza que una coma, ya que las distribuye en compartimentos y agrupa elementos afines. El punto y coma separa cosas, pero también construye conexiones. Otra de sus tareas es la de unir oraciones independientes. Estas son frases que pueden existir por sí solas, pero cuando se unen con punto y coma, suenan y tienen un aspecto mejor porque están relacionadas de alguna manera. "El punto y coma fue una vez un gran misterio para mí. No tenía idea de qué hacer con él". Técnicamente, no hay nada de malo en eso. Estas dos frases pueden escribirse por separado. Pero imagínate que aparecieran en una larga lista, junto a otras frases, todas de la misma longitud, cada una separada por puntos. La cosa se volvería monótona muy rápidamente. En esa situación, el punto y coma hace al texto más fluido y variado mediante la conexión de las oraciones relacionadas. Aunque beneficioso, el punto y coma no se coloca en cualquier lugar. Hay dos reglas principales que rigen su uso. En primer lugar, a menos que esté siendo usado en listas, el punto y coma solo debe unir oraciones que están relacionadas de alguna manera. Por ejemplo aquí, no hay que usarlo: "El punto y coma fue una vez un gran misterio para mí; realmente me apetecería un sándwich". Aquí el punto funcionaría mejor porque estas son 2 ideas totalmente diferentes. La función de un punto y coma es unir 2 oraciones independientes que se beneficiarán de su mutua compañía porque se refieren a la misma cosa. En segundo lugar, nunca encontrarás un punto y coma ubicado voluntariamente delante de conjunciones copulativas: palabras como "y", "pero", "para", "ni", "o"," así, "y "todavía". Es el lugar de una coma, de hecho. Pero un punto y coma puede sustituir a una conjunción para acortar una frase o para darle un poco de variedad. En última instancia, este subestimado signo de puntuación puede ofrecer claridad, fuerza y estilo a la escritura, todo englobado en un pequeño punto y comita, que está a la espera de ser ubicado en el lugar que le corresponde.