On the edge of the vast Sahara desert, citizens snuck out of the city of Timbuktu and took to the wilderness. They buried chests in the desert sand, hid them in caves, and sealed them in secret rooms. Inside these chests was a treasure more valuable than gold: the city’s ancient books.
En el extremo del gran desierto del Sahara, los ciudadanos huyeron de Tombuctú y se marcharon al desierto. Enterraron cofres en la arena del desierto, los escondieron en cuevas y los sellaron en habitaciones secretas. En el interior de esos cofres había un tesoro más valioso que el oro: los libros antiguos de la ciudad.
Founded around 1100 CE in what is now Mali, the city of Timbuktu started out as an unremarkable trading post. But its unique location soon changed that. Timbuktu marked the intersection of two essential trade routes, where caravans bringing salt across the Sahara met with traders bringing gold from the African interior. By the late 1300s, these trade routes made Timbuktu rich, and the city’s rulers, the kings of the Mali Empire, built monuments and academies that drew scholars from Egypt, Spain, and Morocco.
Fundada alrededor del año 1100 d.C. en lo que ahora es Malí, la ciudad de Tombuctú al principio fue un mero puesto comercial. Pero su ubicación singular pronto cambió eso. Tombuctú señalaba la intersección de dos rutas comerciales fundamentales, donde las caravanas que traían sal a través del Sahara se encontraban con los comerciantes que traían oro del interior africano. A finales del S. XIV, esas rutas comerciales enriquecieron a Tombuctú y los gobernantes de la ciudad, reyes del Imperio de Malí, construyeron monumentos y academias que atrajeron a los eruditos de países como Egipto, España y Marruecos.
The city’s prime location also made it a target for warlords and conquerors. As the Mali Empire declined, one of its domains, Songhai, began to gain power. In 1468, the Songhai king conquered Timbuktu, burning buildings and murdering scholars.
La ubicación privilegiada de la ciudad la convirtió en un objetivo para jefes militares y conquistadores. Mientras el Imperio de Malí decaía, uno de sus dominios, Songhai, empezó a ganar poder. En 1468, el rey Songhai conquistó Tombuctú, quemando edificios y asesinando a los eruditos.
But in time, intellectual life in the city flourished again. The reign of the second king of the Songhai Empire, Askia Mohammed Toure, marked the beginning of a golden age in Timbuktu. He reversed his predecessor’s regressive policies and encouraged learning.
Pero, con el paso del tiempo, la vida intelectual de la ciudad surgió otra vez. El reinado del segundo rey del Imperio Songhai, Askia Mohammed Toure, marcó el inicio de una edad de oro en Tombuctú. Revirtió las políticas regresivas de su predecesor y fomentó el aprendizaje.
The Songhai rulers and most of Timbuktu’s population were Muslim, and the scholars of Timbuktu studied Islam alongside secular topics like mathematics and philosophy. In the libraries of Timbuktu, tracts of Greek philosophy stood alongside the writings of local historians, scientists, and poets. The city’s most prominent scholar, Ahmed Baba, challenged prevailing opinions on subjects ranging from smoking to slavery.
Los reyes de Songhai y la mayoría de la población de Tombuctú eran musulmanes, y los eruditos de Tombuctú estudiaban el Islam junto a temas seculares como las matemáticas y la filosofía. En las bibliotecas de Tombuctú, se podía encontrar tratados de filosofía griega junto a los escritos de historiadores, científicos y poetas locales. El erudito más destacado de la ciudad, Ahmed Baba, cuestionó las opiniones predominantes sobre temas que iban desde el tabaquismo hasta la esclavitud.
Gold and salt trade had funded the city’s transformation into a center of learning. Now, the products of that intellectual culture became the most sought-after commodity. With paper from faraway Venice and vibrant ink from local plants and minerals, the scribes of Timbuktu produced texts in both Arabic and local languages. Written in calligraphy and decorated with intricate geometric designs, the books of Timbuktu were in demand among the wealthiest members of society.
El comercio de oro y sal había financiado la transformación de la ciudad en un centro de aprendizaje. Los productos de esa cultura intelectual se convirtieron en la mercancía más buscada. Con papel de la lejana Venecia y tinta vibrante de las plantas y los minerales locales, los escribas de Tombuctú produjeron textos tanto en árabe como en idiomas locales. Escritos en caligrafía y decorados con intrincados diseños geométricos, los libros de Tombuctú eran solicitados por los miembros más ricos de la sociedad.
In 1591, the golden age came to an abrupt end when the Moroccan king captured Timbuktu. Moroccan forces imprisoned Ahmed Baba and other prominent scholars and confiscated their libraries. In the centuries that followed, the city weathered a succession of conquests. In the mid-1800s, Sufi Jihadists occupied Timbuktu and destroyed many non-religious manuscripts. 1894, French colonial forces seized control of the city, stealing even more manuscripts and sending them to Europe. French became the official language taught in schools, and new generations in Timbuktu couldn’t read the Arabic manuscripts that remained.
En 1591, la edad de oro llegó a un final repentino cuando el rey de Marruecos conquistó Tombuctú. Los soldados marroquíes encarcelaron a Ahmed Baba y a otros destacados eruditos y se apoderaron de sus bibliotecas. Durante los siguientes siglos, la ciudad sobrevivió una serie de conquistas. A mediados del siglo XIX, los yihadistas sufíes ocuparon Tombuctú y destruyeron muchos manuscritos no religiosos. En 1894, las fuerzas coloniales francesas tomaron el control de la ciudad, robando aún más manuscritos para enviar a Europa. El francés se convirtió en el idioma oficial enseñado en las escuelas y las nuevas generaciones de Tombuctú no podían leer los manuscritos árabes que quedaban.
Through it all, the literary tradition of Timbuktu didn’t die— it went underground. Some families built secret libraries in their homes, or buried the books in their gardens. Others stashed them in abandoned caves or holes in the desert. The priceless manuscripts of Timbuktu dispersed to villages throughout the surrounding area, where regular citizens guarded them for hundreds of years. As desertification and war impoverished the region, families held on to the ancient books even as they faced desperate poverty and near-starvation.
A pesar de todo, la tradición literaria de Tombuctú no murió; pasó a ser clandestina. Algunas familias construyeron bibliotecas secretas en sus casas o enterraron los libros en sus jardines. Otros los escondieron en cuevas abandonadas o en agujeros en el desierto. Los manuscritos de Tombuctú de valor incalculable fueron repartidos entre los pueblos de toda la zona circundante, donde los ciudadanos normales los custodiaron durante cientos de años. Como la desertificación y la guerra empobreció la región, las familias se aferraron a los libros antiguos, incluso en la pobreza extrema y al borde de la inanición.
Even today, the struggle to protect the books continues. From the 1980s to the early 2000s, Timbuktu scholar Abdel Kader Haidara painstakingly retrieved hidden manuscripts from all over northern Mali and brought them back to Timbuktu. But in 2012, civil war in Mali once again threatened the manuscripts, most of which were evacuated to nearby Bamako. Their future remains uncertain, as they face both human and environmental threats. These books represent our best— and often only— sources on the pre-colonial history of the region. Many of them have never been read by modern scholars, and still more remain lost or hidden in the desert. At stake in the efforts to protect them is the history they contain— and the efforts of countless generations to protect that history from being lost.
Incluso hoy, la lucha por proteger esos libros continúa. Desde la década de 1980 hasta los principios de la del 2000, el erudito de Tombuctú Abdel Kader Haidara recuperó minuciosamente los manuscritos ocultos de todo el norte de Malí y los regresó a Tombuctú. Pero en 2012, la guerra civil en Malí volvió a amenazar a los manuscritos, La mayoría de ellos fueron evacuados a la cercana Bamako. Su futuro sigue siendo incierto, porque todavía enfrentan tanto a amenazas humanas como ambientales. Esos libros representan lo mejor de nosotros, y muchas veces son la única fuente de historia precolonial de la región. Muchos de ellos jamás han sido leídos por los eruditos modernos, y todavía quedan más libros perdidos o escondidos en el desierto. En juego en los esfuerzos para protegerlos es la historia y los esfuerzos de muchas generaciones para proteger esa historia