Over the course of the 1960s, the FBI amassed almost two thousand documents in an investigation into one of America’s most celebrated minds. The subject of this inquiry was a writer named James Baldwin. At the time, the FBI investigated many artists and thinkers, but most of their files were a fraction the size of Baldwin’s. During the years when the FBI hounded him, he became one of the best-selling black authors in the world. So what made James Baldwin loom so large in the imaginations of both the public and the authorities?
Durante la década de 1960, el FBI reunió casi dos mil documentos por la investigación de una de las mentes más célebres de EE. UU. El individuo puesto bajo la lupa fue un escritor llamado James Baldwin. En aquel entonces, el FBI investigaba a muchos artistas e intelectuales, pero los expedientes acumulados eran mínimos comparados a los de Baldwin. En la época en que el FBI lo perseguía, se convirtió en uno de los escritores negros que más libros vendía en el mundo. Pero ¿por qué James Baldwin caló tan profundamente en el imaginario del público y también de las autoridades?
Born in Harlem in 1924, he was the oldest of nine children. At age fourteen, he began to work as a preacher. By delivering sermons, he developed his voice as a writer, but also grew conflicted about the Church’s stance on racial inequality and homosexuality.
Nacido en Harlem en 1924, fue el mayor de nueve hermanos. A los 14 años, comenzó a trabajar como predicador. A través de sus sermones, empezó a perfilarse como escritor, pero también empezó a cuestionarse la postura de la iglesia en torno a la desigualdad racial y la homosexualidad.
After high school, he began writing novels and essays while taking a series of odd jobs. But the issues that had driven him away from the Church were still inescapable in his daily life. Constantly confronted with racism and homophobia, he was angry and disillusioned, and yearned for a less restricted life. So in 1948, at the age of 24, he moved to Paris on a writing fellowship.
Al finalizar sus estudios secundarios, comenzó a escribir novelas y ensayos mientras trabajaba en empleos poco habituales. Pero los temas que lo habían apartado de la Iglesia lo seguían persiguiendo en su vida cotidiana. Enfrentado permanentemente al racismo y la homofobia, la ira y la desilusión lo llevaron a aspirar a una vida más libre. Fue así que en 1948, a los 24 años de edad, se mudó a París gracias una beca literaria.
From France, he published his first novel, "Go Tell it on the Mountain," in 1953. Set in Harlem, the book explores the Church as a source of both repression and hope. It was popular with both black and white readers. As he earned acclaim for his fiction, Baldwin gathered his thoughts on race, class, culture and exile in his 1955 extended essay, "Notes of a Native Son."
En Francia publicó su primera novela, "Ve y dilo en la montaña", en 1953. La historia se sitúa en Harlem, y analiza el papel de la Iglesia como fuente de represión y de esperanza. La novela ganó popularidad entre negros y blancos. Como escritor que empezaba a consagrarse en la ficción, reunió su visión sobre la raza, las clases, la cultura y el exilio y en 1955 la plasmó en su ensayo extendido "Notas de un hijo nativo".
Meanwhile, the Civil Rights movement was gaining momentum in America. Black Americans were making incremental gains at registering to vote and voting, but were still denied basic dignities in schools, on buses, in the work force, and in the armed services. Though he lived primarily in France for the rest of his life, Baldwin was deeply invested in the movement, and keenly aware of his country’s unfulfilled promise. He had seen family, friends, and neighbors spiral into addiction, incarceration and suicide. He believed their fates originated from the constraints of a segregated society. In 1963, he published "The Fire Next Time," an arresting portrait of racial strife in which he held white America accountable, but he also went further, arguing that racism hurt white people too. In his view, everyone was inextricably enmeshed in the same social fabric. He had long believed that: “People are trapped in history and history is trapped in them.”
Mientras tanto, el movimiento por los derechos civiles cobraba fuerza en EE. UU. Los negros ganaban cada vez más derechos y ya podían empadronarse y votar, pero aún se les negaban dignidades básicas en las escuelas, en los autobuses, en el ámbito laboral y en las fuerzas armadas. Si bien vivió el resto de su vida mayormente en Francia, Baldwin estaba profundamente comprometido con el movimiento y era plenamente consciente de la promesa incumplida de su país. Había visto familiares, amigos y vecinos caer en la adicción, la cárcel y el suicidio. Baldwin creía que ese destino era producto de las restricciones impuestas por una sociedad segregada. En 1963, publicó "La próxima vez el fuego", una impresionante descripción de las luchas raciales provocadas, según él, por los blancos de EE. UU. Pero su análisis fue más allá al argumentar que el racismo también perjudicaba a los blancos. Baldwin pensaba que todos estamos inexorablemente atrapados en un mismo tejido social. Siempre tuvo esa convicción: "Las personas están atrapadas en la historia
Baldwin’s role in the Civil Rights movement went beyond observing and reporting. He also traveled through the American South attending rallies giving lectures of his own. He debated both white politicians and black activists, including Malcolm X, and served as a liaison between black activists and intellectuals and white establishment leaders like Robert Kennedy. Because of Baldwin’s unique ability to articulate the causes of social turbulence in a way that white audiences were willing to hear, Kennedy and others tended to see him as an ambassador for black Americans — a label Baldwin rejected. And at the same time, his faculty with words led the FBI to view him as a threat. Even within the Civil Rights movement, Baldwin could sometimes feel like an outsider for his choice to live abroad, as well as his sexuality, which he explored openly in his writing at a time when homophobia ran rampant.
y la historia está atrapada en ellas". Su participación en el movimiento por los derechos civiles no se limitó a observar e informar. También viajó por el sur de EE. UU. para asistir a diversas marchas y dar charlas por cuenta propia. Debatía tanto con políticos blancos como con activistas negros, como Malcom X, y ofició de nexo entre activistas e intelectuales negros, y líderes blancos de la clase dirigente, como Robert Kennedy. Por esta singular habilidad para articular las causas de los disturbios raciales y lograr concitar la atención de los blancos, Kennedy y otros lo empezaron a ver como un "embajador de los negros de EE. UU.", un rótulo que a Baldwin no le caía en gracia. Al mismo tiempo, el FBI comenzó a ver como una amenaza su capacidad oratoria. Aun dentro del movimiento por los derechos civiles, Baldwin se sentía a veces un extraño por su decisión de vivir en otro país y por la expresión de su sexualidad, que volcó abiertamente en sus obras en una época en que la homofobia era moneda corriente.
Throughout his life, Baldwin considered it his role to bear witness. Unlike many of his peers, he lived to see some of the victories of the Civil Rights movement, but the continuing racial inequalities in the United States weighed heavily on him. Though he may have felt trapped in his moment in history, his words have made generations of people feel known, while guiding them toward a more nuanced understanding of society’s most complex issues.
A lo largo de su vida, Baldwin consideró que su misión era dar testimonio. A diferencia de muchos de sus pares, llegó a ver algunos logros del movimiento por los derechos civiles, pero las incesantes desigualdades raciales en EE. UU. lo afectaron profundamente. Aunque quizá se sintió prisionero del momento histórico que vivió, su palabras han visibilizado a muchas generaciones, y las ha ayudado a entender mejor los matices que tiñen los temas más complejos de la sociedad.