In the Egyptian Book of the Dead, there’s a banishment spell that declares, “Be far from me, O vile cockroach.” More than 3,000 years later, we’re still trying to oust these insects. But from poison traps to hastily brandished slippers, cockroaches seem to weather just about everything we throw at them. So what makes cockroaches so hard to kill?
En el Libro de los Muertos egipcio hay un encanto de desaparición que reza “Aléjate de mí, Oh vil cucaracha”. Más de 3000 años después y todavía tratamos de deshacernos de estos insectos. Pero las cucarachas aguantan todo lo que les lancemos, desde trampas venenosas hasta sandalias voladoras. ¿Qué es lo que hace a las cucarachas tan difíciles de matar?
There are nearly 5,000 cockroach species. 99% of them live in a range of habitats where they play important ecological roles by recycling dead or decaying organic matter and nourishing other animals. But a couple dozen species adapted to live in close association with humans. German and American cockroaches are among the most common. And they owe their resilience to a combination of physical and chemical adaptations.
Hay unas 5000 especies diferentes de cucarachas. El 99 % de ellas vive en una multiplicidad de hábitats en los cuales juegan un papel ecológico importante, reciclando o descomponiendo materia orgánica y dándole sustento a otros animales. Sin embargo, un par de docenas de especies se han adaptado a vivir en asociación con los humanos. Entre las más comunes se encuentran la cucaracha de EE. UU. y la alemana. Le deben su fortaleza a una combinación de adaptaciones físicas y químicas.
When it comes to old-fashioned removal methods, they're troublingly tenacious. An American cockroach’s sensory hairs or structures pick up subtle air currents and rapidly send signals to its central nervous system. The roach can then turn and sprint away within a few milliseconds. And it’s among the fastest invertebrates ever recorded, reaching speeds of up to 50 body lengths per second. This would be the human equivalent of running more than 300 kilometers per hour. And finding a hiding place is no problem. With its flattened, flexible body, an American cockroach can squeeze into spaces less than a quarter of its height. Even if we do land a hit, it can withstand compressive forces of up to 900 times its own weight by distributing the impact along its body.
Cuando se trata de métodos de eliminación tradicionales, ellas son fastidiosamente tenaces. La cucaracha de EE. UU. tiene estructuras sensoriales que reciben corrientes de aire delicadas y rápidamente envían señales a su sistema nervioso central. Así, la cucaracha puede girarse y correr en cuestión de milisegundos, haciéndola uno de los invertebrados más rápidos de los que se sepa, logrando moverse 50 veces su largo por segundo. Esto sería el equivalente humano de correr más de 300 kilómetros por hora. Encontrar un lugar para esconderse no es problema. Con su cuerpo plano y flexible, puede meterse en espacios de menos de un cuarto de su altura. Incluso si logramos pegarle, pueden aguantar fuerzas compresivas de hasta 900 veces su propio peso, distribuyendo el impacto por su cuerpo.
And the cockroach’s toughness doesn’t end there. Cockroaches can eat a variety of organic matter, including hair, dead skin, adhesives, and paper. This is made possible by an expansive set of digestive enzymes. Cockroaches are able to thrive even in nutrient-poor environments. Roaches often eat decaying foods that are low in nitrogen— an essential component of DNA and proteins. But they survive by storing nitrogen-containing wastes in their bodies and having a resident group of bacteria recycle the nitrogen into useful molecules for them.
Pero la dureza de la cucaracha no termina allí. Las cucarachas comen una gran variedad de materia orgánica, incluyendo pelo, piel muerta, adhesivos y papel. Esto es posible gracias a un conjunto expansivo de enzimas digestivos. Las cucarachas pueden prosperar incluso en ambientes pobres en nutrientes. Usualmente comen alimentos en descomposición que son bajos en nitrógeno, un componente esencial del ADN y las proteínas. Logran sobrevivir almacenando deshechos que contengan nitrógeno en sus cuerpos y reciclándolo gracias a un grupo de bacterias que lo convierten en moléculas útiles.
Meanwhile, German cockroaches will eat their own poop, vomit, and dead or dying colony members without hesitation. An American cockroach will frolic in sewers, consuming excrement and toting microbes like Staphylococcus aureus and E.coli. But they’ll rarely suffer any consequences. This is because they’re equipped with genes that provide immunity against numerous pathogens. These genes are often duplicated many times over. So when infected, the cockroach’s immune system efficiently unleashes many antimicrobial molecules.
Además, las cucarachas alemanas comen su propio excremento, vómito y compañeros de colonia muertos o que estén muriendo, sin dudarlo. Las cucarachas de EE. UU. están a gusto en los drenajes, consumiendo excremento y portando microbios como el Staphylococcus aureus y la E. coli. Pero casi nunca sufrirán enfermedades de estas bacterias. Esto porque ellas están equipadas con genes que les dan inmunidad en contra de numerosos patógenos. Estos genes son con frecuencia duplicados muchas veces. Así que cuando una cucaracha se infecta, su sistema inmune libera eficientemente muchas moléculas antimicrobianas.
Cockroaches also have a slew of defenses against pesticides. When a non-resistant roach walks on a surface that’s been sprayed with a pyrethroid insecticide, for example, the results will likely be fatal. Once absorbed, the chemical binds to sodium channel proteins, which help propagate nerve impulses. The pyrethroid keeps the sodium channels open, so the nerves fire repeatedly. And soon, the cockroach dies. But if a resistant roach is exposed to pyrethroids, it’ll be just fine. Genetic mutations have given them sodium channels that the pyrethroids can’t bind to. The cockroach also produces more detoxification enzymes, which render the pesticide harmless, and the cockroach simply excretes it as a waste. Because German cockroaches reproduce especially quickly, populations may evolve resistance to a new pesticide within months. So far, they're already resistant to 43 different chemicals.
Las cucarachas también tienen muchas defensas en contra de los pesticidas. Cuando una cucaracha sin resistencia camina en una superficie que fue rociada con un insecticida piretroide, por ejemplo, los resultados serán fatales con seguridad. Una vez absorbido, los químicos se enlazan con los canales de sodio proteicos que ayudan a propagar los impulsos nerviosos. El piretroide mantiene los canales de sodio así que los nervios se disparan repetidamente. Pronto, la cucaracha muere. Pero si una cucaracha resistente es expuesta a los piretroides, estará bien. Las mutaciones genéticas les han dado canales de sodio a los que los piretroides no pueden enlazarse. La cucaracha también produce más enzimas desintoxicantes que vuelven al pesticida inofensivo y, así la cucaracha solo lo excreta. Como las cucarachas alemanas se reproducen especialmente rápido las poblaciones pueden desarrollar resistencia al pesticida en solo meses. Al día de hoy son resistentes a 43 químicos diferentes.
But contrary to popular belief, cockroaches would probably not survive a nuclear apocalypse. Compared with other insects, cockroaches are only mildly tolerant to radiation. They would die near the sites of nuclear explosions and would still be severely compromised miles away. Moreover, disasters that threaten humanity also jeopardize the habitats and buffets we provide roaches. Perhaps the only way to beat them is through our mutual destruction. Or maybe cockroaches would find even more surprising ways to thrive long after we’re gone.
Pero contrario a la creencia popular, las cucarachas probablemente no sobrevivan a un apocalipsis nuclear. Comparado con otros insectos, las cucarachas son solo medianamente tolerantes a la radiación. Morirían cerca de sitios nucleares y estarían muy comprometidas a kilómetros de distancia. Además, los desastres que amenazan a la humanidad también ponen en riesgo los hábitats, y por ende los buffets que les damos. Tal vez la única manera de destruirlas es a través de nuestra destrucción mutua o tal vez las cucarachas encontrarán aún más maneras sorprendentes de prosperar mucho después de que hayamos desaparecido.